Original Article
Post-stroke depression: predictive factors at one year follow-up
Depresión postictus: factores predictivos al aÑo de seguimiento
Rev Neurol 2002
, 35(2),
101–106;
https://doi.org/10.33588/rn.3502.2002303
Abstract
INTRODUCTION The presence of depression constitutes one of the treatable complications in stroke survivors. Its long term prevalence and the triggering factors are unknown in our community. Moreover, its presence can interfere in the process of rehabilitating the patient and in family dynamics.
PATIENTS AND METHODS A sample of 118 patients from the Stroke Unit at the Hospital Universitario San Carlos in Madrid were studied. After one year follow-up, 90 survivors (41 females and 49 males; average age: 68 years) were evaluated, with their informed consent, with the Hamilton depression and Beck’s melancholia scale, the Barthel index, the Rankin scale, Psychosocial Dimension of Sickness Impact Profile and the Scandinavian neurological scale. A factorial ANOVA model was used to conduct the statistical analysis.
RESULTS On discharge, a third of the patients presented symptoms of depression, while a year after the stroke the figure had risen to 67%. The average score on the Hamilton scale at one year follow-up was 13.1 and was rated as mild depression. The variables related with depression one year after the stroke were of a socio-demographic nature (female, women working in the home, long-lasting occupational disability; p< 0.0001), whereas biological variables (cortical/subcortical distribution, laterality, aetiology and subtype of the stroke) were not statistically significant. Subjects suffering from serious disabilities that affected the performance of their daily activities (Barthel< 60) scored significantly worse (p= 0.005). Motor deficit, according to the Scandinavian scale, was of no use as a predictor of depression one year after the stroke (p= 0.0617).
CONCLUSIONS Post-stroke depression is highly prevalent in our community and, late on in the follow-up, is associated with socio-demographic variables and with the degree of disability.
PATIENTS AND METHODS A sample of 118 patients from the Stroke Unit at the Hospital Universitario San Carlos in Madrid were studied. After one year follow-up, 90 survivors (41 females and 49 males; average age: 68 years) were evaluated, with their informed consent, with the Hamilton depression and Beck’s melancholia scale, the Barthel index, the Rankin scale, Psychosocial Dimension of Sickness Impact Profile and the Scandinavian neurological scale. A factorial ANOVA model was used to conduct the statistical analysis.
RESULTS On discharge, a third of the patients presented symptoms of depression, while a year after the stroke the figure had risen to 67%. The average score on the Hamilton scale at one year follow-up was 13.1 and was rated as mild depression. The variables related with depression one year after the stroke were of a socio-demographic nature (female, women working in the home, long-lasting occupational disability; p< 0.0001), whereas biological variables (cortical/subcortical distribution, laterality, aetiology and subtype of the stroke) were not statistically significant. Subjects suffering from serious disabilities that affected the performance of their daily activities (Barthel< 60) scored significantly worse (p= 0.005). Motor deficit, according to the Scandinavian scale, was of no use as a predictor of depression one year after the stroke (p= 0.0617).
CONCLUSIONS Post-stroke depression is highly prevalent in our community and, late on in the follow-up, is associated with socio-demographic variables and with the degree of disability.
Resumen
Introducción La presencia de depresión constituye una de las complicaciones tratables en los supervivientes de un ictus. Su prevalencia a largo plazo y los factores desencadenantes se desconocen en nuestra comunidad. Su presencia puede interferir, además, con el proceso de rehabilitación del paciente y con la dinámica familiar.
Pacientes y métodos Se incluyeron en el estudio 118 pacientes consecutivos procedentes de la Unidad de Patología Cerebrovascular del Hospital Universitario San Carlos de Madrid. Tras un año de seguimiento, 90 supervivientes (41 mujeres y 49 varones; edad media: 68 años) se evaluaron, previo consentimiento informado, con la escala de depresión de Hamilton ampliada con melancolía de Bech, el índice de Barthel, la escala de Rankin, la dimensión psicosocial del perfil de las consecuencias de la enfermedad y la escala neurológica escandinava. Se empleó en el análisis estadístico un modelo de ANOVA factorial.
Resultados En el momento del alta, un tercio de los pacientes presentaban síntomas depresivos, mientras que al año del ictus eran un 67%. El valor medio de la escala de Hamilton al año fue 13,1 y se situaba en el intervalo de la depresión menor. Las variables relacionadas con la presencia de depresión al año del ictus fueron de carácter sociodemográfico (sexo mujer, ser ama de casa, persistir en incapacidad laboral; p< 0,0001), mientras que las variables biológicas (distribución cortical/subcortical, lateralidad, etiología y subtipo del ictus) no fueron estadísticamente significativas. Los sujetos afectos de discapacidad grave para las actividades de la vida diaria (Barthel< 60) puntuaban significativamente peor (p= 0,005); el déficit motor según la escala escandinava no tuvo valor predictivo de depresión al año del ictus (p= 0,0617).
Conclusiones La presencia de depresión postictus tiene una alta prevalencia en nuestro medio y se asocia, tardíamente en el seguimiento, con variables de carácter sociodemográfico y con el grado de discapacidad.
Pacientes y métodos Se incluyeron en el estudio 118 pacientes consecutivos procedentes de la Unidad de Patología Cerebrovascular del Hospital Universitario San Carlos de Madrid. Tras un año de seguimiento, 90 supervivientes (41 mujeres y 49 varones; edad media: 68 años) se evaluaron, previo consentimiento informado, con la escala de depresión de Hamilton ampliada con melancolía de Bech, el índice de Barthel, la escala de Rankin, la dimensión psicosocial del perfil de las consecuencias de la enfermedad y la escala neurológica escandinava. Se empleó en el análisis estadístico un modelo de ANOVA factorial.
Resultados En el momento del alta, un tercio de los pacientes presentaban síntomas depresivos, mientras que al año del ictus eran un 67%. El valor medio de la escala de Hamilton al año fue 13,1 y se situaba en el intervalo de la depresión menor. Las variables relacionadas con la presencia de depresión al año del ictus fueron de carácter sociodemográfico (sexo mujer, ser ama de casa, persistir en incapacidad laboral; p< 0,0001), mientras que las variables biológicas (distribución cortical/subcortical, lateralidad, etiología y subtipo del ictus) no fueron estadísticamente significativas. Los sujetos afectos de discapacidad grave para las actividades de la vida diaria (Barthel< 60) puntuaban significativamente peor (p= 0,005); el déficit motor según la escala escandinava no tuvo valor predictivo de depresión al año del ictus (p= 0,0617).
Conclusiones La presencia de depresión postictus tiene una alta prevalencia en nuestro medio y se asocia, tardíamente en el seguimiento, con variables de carácter sociodemográfico y con el grado de discapacidad.
Keywords
Affective disorders
Disability
Post-stroke depression
Stroke
Stroke units
Palabras Claves
Depresión postictus
Discapacidad
Ictus
Trastornos afectivos
Unidades de ictus