Un nuevo estudio sugiere que los niños podrían necesitar un poco más de libertad con su tiempo libre en lugar de tener sus días repletos de clases, deportes y actividades estructuradas.
Las funciones ejecutivas incluyen una amplia variedad de habilidades del pensamiento, como la planificación, la resolución de problemas, la toma de decisiones y la regulación de los pensamientos y las acciones, pero según los autores, no se tiene la oportunidad de desarrollar estas habilidades en las actividades y las clases estructuradas.
El nuevo estudio ha constituido un intento de determinar si un estilo de vida con actividades programadas y estructuradas afecta al modo en que se desarrolla el cerebro de un niño. Los investigadores pidieron a los padres de 70 niños de 6 años de edad que registraran las actividades diarias de sus hijos durante una semana. Se usaron unos métodos de clasificación de uso del tiempo para registrar el grado en que el tiempo de los niños estaba dedicado a actividades estructuradas (clases, deportes, canto coral) o no estructuradas (juego libre, lectura).
Evaluaron la capacidad de tener iniciativa con una prueba que mide hasta qué punto los niños pueden conseguir un objetivo. Se les pidió que nombraran a tantos animales como pudieran en un minuto. Los que organizaban sus respuestas en grupos (animales del zoo, animales de granja...) tendían a ser capaces de nombrar más, lo que se consideró una señal de tener unas mejores funciones ejecutivas.
Aunque los investigadores señalaron las limitaciones del estudio, creen lógico que disponer de un tiempo menos estructurado permitiría a los niños fomentar sus funciones ejecutivas, algo que el estrés de ciertas actividades dificultaría.
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