Los niños con antecedentes de prematuridad presentan mayor frecuencia de problemas graves en el neurodesarrollo y de problemas cognitivos, entre los que destacan las funciones visuoespaciales. Un estudio ha revisado qué factores están implicados en el desarrollo de estas funciones y qué circunstancias pueden interferir en su buen desarrollo.
Diferentes estudios muestran que los niños prematuros o con bajo peso al nacer obtienen menores puntuaciones en los tests que valoran las funciones cognitivas, siendo estas diferencias más pronunciadas durante el primer año de vida. Con el tiempo, estas diferencias se van atenuando, pero persiste un retraso madurativo que afecta a la memoria de trabajo y a los procesos visuoespaciales. Al respecto, se han descrito diferencias anatómicas y fisiológicas entre el cerebro del niño pretérmino y el término que podrían explicar, en parte, alguna de estas alteraciones.
La lesión de la sustancia blanca típica del cerebro inmaduro se ha postulado como la responsable de esta disfunción cognitiva y del anormal desarrollo de la sustancia gris, siendo la leucomalacia periventricular la causa de las alteraciones atencionales y visuoespaciales del niño prematuro debido a la vulnerabilidad de las regiones que intervienen en la ruta dorsal del procesamiento visual.
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