Un ataque isquémico transitorio (AIT) quizá no provoque daños físicos duraderos, pero podría aumentar el riesgo de sufrir un trastorno de estrés postraumático (TEPT), según un estudio reciente con una muestra reducida. El trastorno incluiría síntomas como depresión, ansiedad y miedo, lo que conlleva una peor calidad de vida.
De una muestra de 211 pacientes que habían sufrido un AIT tres meses antes, 108, con una edad media de 70 años, cumplimentaron un formulario. De ellos, 29 (29,6%) fueron diagnosticados de TEPT, una tasa diez veces superior a la de la población general de su entorno. Las respuestas revelaron que el 14% presentaba una peor calidad de vida mental después del AIT, y el 6,5%, una peor calidad de vida física.
No está totalmente clara la razón por la cual algunos pacientes presentan un TEPT después de un AIT y otros no, pero se sabe que los pacientes más jóvenes y los pacientes que en general tienen dificultades de afrontar el estrés son más propensos a sufrir problemas psicológicos después de un AIT. También se ha descubierto que los pacientes que sobrestiman su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en el futuro son más propensos a presentar problemas psicológicos.
CategoriasNeuropsiquiatríaPatología vascular