Un smartphone en la habitación de un niño provoca unos malos hábitos de sueño incluso más que la televisión. Las pantallas pequeñas presentan una problemática particular porque proveen acceso a una amplia variedad de contenido, como juegos, videos, sitios web y mensajes de texto, se pueden usar en la cama y retrasar el sueño. También emiten notificaciones audibles de los mensajes entrantes que podrían interrumpir el sueño.
Para este estudio, los investigadores se centraron en los hábitos de sueño de 2.048 niños de ambos sexos. A todos les preguntaron sobre los dispositivos electrónicos en la habitación, a qué hora se acostaban, a qué hora se levantaban y cuántos días habían sentido que necesitaban dormir más durante la semana anterior. Mientras que los niños con una televisión en la habitación dormían 18 minutos menos al día en comparación con los que no tenían una televisión personal, esa cifra aumentaba a 21 minutos entre los niños que dormían cerca de un smartphone. Acostarse con un smartphone disponible también se vinculó con un horario para dormir más tardío que tener una televisión en la habitación: 37 minutos más tarde, frente a 31 minutos.
El estudio concluye que los niños que dormían con un smartphone eran más propensos a sentir que necesitaban dormir más tiempo. Esa percepción de un sueño o un descanso insuficientes no se observó entre los niños que sólo tenían un aparato de televisión en la habitación.
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