Pruebas de resonancia magnética funcional podrían ofrecer pistas sobre el desarrollo de habilidades del lenguaje de un niño con trastorno del espectro autista (TEA), posiblemente desde que apenas tuviera un año. Según un estudio, al momento de las primeras señales de TEA en lactantes, las regiones del cerebro que son relevantes para el habla ya mostraban diferencias notables entre quienes más adelante tendrían buenos resultados y quienes no.
Los investigadores utilizaron las pruebas de neuroimagen para estudiar el cerebro de 103 niños de 1-2 años mientras escuchaban un cuento. Cuando los niños ya contaban 3-4 años, se evaluó su capacidad de comprender y expresar el lenguaje hablado. Del total, 60 niños habían sido diagnosticados de TEA. De ellos, 24 tuvieron puntuaciones considerablemente inferiores a la media en ambas áreas del lenguaje y su desarrollo en dicho aspecto se clasificó como pobre. Los otros 36 niños con TEA tuvieron un desempeño a la altura o superior a la media en al menos una de las dos medidas de la habilidad en el lenguaje. El resto de los niños incluyó a 24 que se desarrollaron normalmente y 19 con problemas de aprendizaje o desarrollo atrasado.
Los investigadores posteriormente compararon las imágenes cerebrales de los niños con sus calificaciones en el área del lenguaje. Las regiones cerebrales relacionadas con el lenguaje de los niños con TEA que tuvieron un buen desarrollo del lenguaje asemejaron a las mismas regiones en niños que se desarrollaron normalmente. A su vez, los niños con TEA que mostraron un desarrollo pobre del lenguaje tuvieron una actividad reducida o anormal en estas regiones.
Esta investigación es la primera en identificar estas diferencias en el cerebro tan tempranamente en los niños, lo que podría abrir la puerta para la investigación avanzada en cuanto al tratamiento.
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