Las personas que sufren un ictus en la parte posterior del cerebro y siguen teniendo un flujo sanguíneo reducido en esta área presentan un riesgo más elevado de sufrir otro ictus en el plazo de dos años. Hasta el 40% de todos los ictus se producen en el área posterior del cerebro, responsable del movimiento y el equilibrio.
El estudio contó con una muestra de 72 adultos que sufrieron un ictus o un ataque isquémico transitorio vertebrobasilar. Los pacientes, que presentaban una estenosis u oclusión arterial igual o superior al 50%, fueron seguidos durante una media de 23 meses (rango intercuartílico: 14-25 meses). El flujo sanguíneo en la parte posterior del cerebro de los pacientes se evaluó mediante el análisis de vaso óptimo no invasivo, un programa que puede cuantificar el volumen, la velocidad y la dirección del flujo sanguíneo mediante un equipo de resonancia magnética estándar.
El 25% de los pacientes con un ictus presentaban una reducción del flujo sanguíneo en la parte posterior del cerebro. Estas personas tenían unas tasas de supervivencia libre de ictus a los 12 meses del 78%. Quienes mostraban un flujo sanguíneo normal en esa área cerebral tenían una tasa de supervivencia libre de ictus del 96% a los 12 meses. Las personas con un flujo sanguíneo bajo tenían unas tasas de supervivencia libre de ictus a los 24 meses del 70%, en contraste con el 87% de los pacientes con un flujo sanguíneo normal.
Es decir, el riesgo de los pacientes con un flujo sanguíneo bajo era cinco veces mayor que el riesgo de los pacientes que no presentaban un flujo bajo en la parte posterior del cerebro. Para estos pacientes, los beneficios de una angioplastia probablemente superen a los riesgos del procedimiento.
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