Según un estudio australiano reciente, los bebés muy prematuros podrían tener un riesgo más elevado de haber sido diagnosticados de autismo a los 4 años de edad, aunque la prevalencia es más baja que la observada en estudios anteriores.
Los investigadores evaluaron a 169 niños pequeños nacidos antes de la 29.ª semana de embarazo. Se les examinó a los 2 y a los 4 años por posibles señales de trastornos del espectro autista, como retrasos en el lenguaje o una falta de interés en los demás niños, mediante evaluaciones como la escala de observación para el diagnóstico del autismo (ADOS-G). En general, 22 niños (13%) tuvieron resultados positivos y se sometieron a nuevas evaluaciones, y finalmente, sólo en tres casos (1,8%) se confirmó el diagnóstico de autismo. Esta tasa es más baja que la observada en estudios anteriores, que habían dado cifras del 4-13%.
Este estudio es uno de los pocos que ha evaluado directamente a los niños, en lugar de utilizar cuestionarios para los padres. Según los autores, nacer de forma muy prematura es un factor de riesgo de autismo, algo consistente con estudios anteriores, pero cuando se aplica el rigor diagnóstico, usando una evaluación directa, la tasa de autismo es más baja que en dichos estudios.
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