R. Spiegel[REV NEUROL 2002;35:859-869]PMID: 12436385DOI: https://doi.org/10.33588/rn.3509.2002002OPEN ACCESS
Volumen 35 |
Número 09 |
Nº de lecturas del artículo 10.448 |
Nº de descargas del PDF 1.007 |
Fecha de publicación del artículo 01/11/2002
La progresión de la enfermedad de Alzheimer (EA) está asociada con la aparición de síntomas en tres dominios clave: las actividades de la vida diaria (AVD), la conducta y la cognición. El desarrollo y el deterioro de estos síntomas provocan una pérdida en la capacidad de funcionamiento del paciente y contribuye a los costes sociales, sanitarios y económicos asociados con la enfermedad. Las pruebas sugieren que el inicio de estos síntomas, en la EA y en otras demencias [p. ej., demencia frontotemporal, demencia en la enfermedad de Parkinson y demencia vascular (VaD)], es atribuible a la pérdida de acetilcolina y de neuronas colinérgicas en regiones cerebrales fundamentales para el aprendizaje y la memoria, para las funciones de ejecución y para las respuestas conductuales y emocionales, como por ejemplo la corteza cerebral, el hipocampo y las regiones límbicas. Se ha demostrado que la utilización de inhibidores de la colinesterasa (ChE), entre ellos la rivastigmina, el donepecilo y la galantamina, para potenciar la supervivencia de la neurotransmisión colinérgica es beneficiosa en el tratamiento de estos síntomas. Por ejemplo, la administración de rivastigmina estabiliza y mejora las AVD en la enfermedad en estadíos de leve a moderada y atenúa el declive de la capacidad de realización de las AVD en pacientes con EA grave. Los síntomas conductuales mejoran, disminuye la aparición de nuevos síntomas y se reduce la utilización de otros psicotropos. Los déficits cognitivos se estabilizan o mejoran durante el tratamiento a corto plazo, y el tratamiento retrasa el declive cognitivo asociado con la progresión de la enfermedad. Los datos revisados indican que la inhibición de la ChE ofrece un beneficio a largo plazo en los tres dominios sintomáticos clave en diferentes estadios de la enfermedad, así como una posible utilidad en diversas demencias. Por consiguiente, es probable que el tratamiento con un inhibidor de la ChE mejore la calidad de vida y reduzca la carga social y económica de estos trastornos
Palabras claveActividades de la vida diariaEnfermedad de AlzheimerInhibidores de la colinesterasaRivastigminaCategoriasDemenciaNeurodegeneración
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