Revisión

Neuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica: revisión de la bibliografía

J.V. Hervás-García, F. Pagani-Cassara [REV NEUROL 2019;68:524-530] PMID: 31173333 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.6812.2018261 OPEN ACCESS
Volumen 68 | Número 12 | Nº de lecturas del artículo 35.627 | Nº de descargas del PDF 1.007 | Fecha de publicación del artículo 16/06/2019
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RESUMEN Artículo en español English version
Introducción La neuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica (CRION) es una enfermedad inflamatoria caracterizada por episodios recurrentes de neuritis óptica dolorosa con una clara respuesta a corticoides y recaídas debido a su retirada.

Objetivos Se realiza una revisión de la bibliografía sobre CRION desde 2003 hasta la actualidad en bases de datos médicas. Se excluyen artículos en edad pediátrica o de investigación animal. Los términos de búsqueda fueron: CRION, neuritis óptica, neuropatía óptica inflamatoria remitente crónica, neuritis óptica recurrente, neuritis óptica corticodependiente y neuritis óptica dependiente de inmunosupresores.

Desarrollo La CRION es una neuritis óptica recurrente de etiología no conocida. Su fuerte respuesta a corticoides, que evita las recaídas, sugiere un origen inmunomediado. La CRION se manifiesta como una neuropatía óptica subaguda y recurrente con grave afectación de la agudeza visual. Los principales diagnósticos diferenciales son las enfermedades desmielinizantes, como la esclerosis múltiple, el espectro de neuromielitis óptica y la enfermedad por anticuerpos anti-MOG, las enfermedades sistémicas, sobre todo la sarcoidosis, y las enfermedades infecciosas. La CRION tiene una excelente respuesta a corticoides, pero es corticodependiente; para evitar los efectos adversos de la corticoterapia se utilizan inmunosupresores a largo plazo para el tratamiento.

Conclusión La CRION es una rara enfermedad recurrente del nervio óptico corticodependiente. Su reconocimiento precoz y tratamiento preciso mejorarán el pronóstico.
Palabras claveCRIONNeuritis ópticaNeuritis óptica corticodependienteNeuritis óptica dependiente de inmunosupresiónneuritis óptica recurrenteNeuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica CategoriasNervios periféricos, unión neuromuscular y músculo
TEXTO COMPLETO (solo disponible en lengua castellana / Only available in Spanish)

Introducción


La neuritis óptica (NO) se define como una afectación inflamatoria del nervio óptico. Se asocia principalmente a enfermedades desmielinizantes, como esclerosis múltiple (EM), espectro de neu­romielitis óptica (NMOSD) y enfermedad por anticuerpos antiglucoproteína de la mielina del oligodendrocito (anti-MOG). Sin embargo, puede estar causada por otras enfermedades sistémicas o infecciosas [1-3].

La NO se caracteriza por una pérdida dolorosa de agudeza visual, de intensidad variable. En la exploración observamos discromatopsia, alteraciones campimétricas y un defecto pupilar aferente relativo. El fondo de ojo es normal en dos tercios de los pacientes, aunque puede haber papilitis en un tercio de los pacientes [1,3,4]. La NO idiopática suele tener un pronóstico favorable en pocas semanas, y el 90% de los pacientes presenta una agudeza visual de al menos 20/40 tras los primeros 12 meses [3,5]. En algunos casos, la NO es recurrente (unilateral o bilateral) [5] y sus principales causas son la EM, el NMOSD, la enfermedad por anticuerpos anti-MOG y la neuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica (CRION) [3,6].

La CRION se manifiesta en forma de episodios recurrentes de NO dolorosa con grave afectación de la agudeza visual. Se caracteriza por una excelente respuesta a corticoterapia con tendencia a las recaídas tras la retirada (corticodependencia) [7].

El objetivo de este artículo es realizar una revisión de la bibliografía de esta entidad desde su descripción en el año 2003 hasta la actualidad.
 

Metodología


La búsqueda se realizó en las siguientes bases de datos médicas: PubMed/Medline, EMBASE, Cochrane Library, Latinoamerican and Caribbean Health Science Literature e Índice Médico Español. Las palabras de búsqueda utilizadas fueron: ‘CRION’, ‘optic neuritis’, ‘steroid-dependent optic neuritis’, ‘re­current optic neuritis’, ‘immunusuppresion dependent optic neuritis’ y ‘chronic relapsing inflammatory optic neuropathy’.

La figura resume el proceso de selección de ar­tículos. Se preseleccionaron todos los artículos que aparecían en las bases de datos con las palabras claves mencionadas. Inicialmente se excluyeron los ar­tículos repetidos. Posteriormente, se excluyeron los publicados antes del año 2003, aquellos con idioma diferente al inglés o al castellano, los que se referían a la edad pediátrica o versaban sobre investigación animal y los que, tras leer el título o el resumen, no tenían relación con la temática de la revisión. Se utilizó un criterio de búsqueda genérico como ‘optic neuritis’ para mejorar la sensibilidad de la búsqueda; este criterio generó una gran cantidad de trabajos, y se excluyeron todos los que versaban exclusivamente sobre NO y no eran relevantes. Finalmente, tras leer los artículos seleccionados, se incluyeron los que tenían relación con la revisión y aparecían en las citas bibliográficas de los artículos seleccionados.

 

Figura. Diagrama de flujo de la búsqueda bibliográfica.






 

Desarrollo


La CRION fue descrita por primera vez por Kidd et al en 2003. Se definió como una neuropatía óptica dolorosa, inflamatoria y bilateral con afectación grave de la agudeza visual. Su curso es remitente-recurrente y tiene una excelente respuesta a corticoterapia, y es necesaria la inmunosupresión a largo plazo [7].

Tras esta primera descripción, se han comunicado muchos casos en la bibliografía. Petzold et al han resumido todos los casos publicados de CRION, han sugerido que es una entidad nosológica en sí misma y han propuesto criterios diagnósticos para la enfermedad [8].

Etiología


La etiología de la CRION se desconoce. Sin embargo, la excelente respuesta a corticoides y la necesidad de terapia inmunosupresora para evitar recaídas sugiere un origen inmunomediado.

En su primera descripción, Kidd et al observaron que el cuadro clínico es similar a otras neuropatías ópticas inflamatorias, como la producida por la sarcoidosis. Sin embargo, en su descripción, ninguno de los 15 pacientes seguidos durante una media de ocho años desarrolló una sintomatología sistémica. Ellos hipotetizaron que la CRION podría ser una forma localizada de enfermedad granulomatosa diferente a la sarcoidosis [7].

Wingerchuk et al describieron la NO dentro del NMOSD [9]. Tras esta descripción surgió un debate sobre si la CRION era una entidad diferente o una variante del NMOSD. Aunque persiste la controversia, lo que está claro es que la presencia de anticuerpos anti-NMO en pacientes con NO recurrente orienta hacia un NMOSD [10-13]; además, los criterios de CRION exigen la ausencia de anticuerpos anti-NMO [8].

Otra entidad que comparte muchos aspectos con la CRION es la NO por anticuerpos anti-MOG (NO-MOG). Lee et al analizaron de forma retrospectiva una base de 64 pacientes con NO inflamatoria idiopática [14]. Doce de estos pacientes cumplieron criterios para CRION [8]; todos ellos fueron positivos para los anticuerpos anti-MOG (11 claramente positivos y uno positivo débil); también hubo pacientes que no cumplían los criterios de CRION con presencia de anticuerpos anti-MOG. La corticodependencia fue el factor más relacionado con la positividad de los anticuerpos anti-MOG, y la ausencia de corticodependencia predecía la ausencia de anti-MOG [14]. Chen et al han publicado la serie más larga de pacientes positivos a MOG; en este estudio, al contrario que en el anterior, solo 1 de cada 4 pacientes con criterios de CRION presentaban anticuerpos anti-MOG [15]. También Jitprapaikulsan et al observaron que sólo un 29% de los pacientes con CRION tenían anticuerpos anti-MOG [16]. Actualmente, que la CRION sea una manifestación más del espectro de los anticuerpos anti-MOG o una entidad propia está por dilucidar.

Manifestaciones clínicas


La CRION se manifiesta como una neuropatía óptica subaguda y recurrente. La pérdida de agudeza visual es normalmente grave. Aunque suele ser unilateral, algunos casos pueden tener afectación bilateral, que puede ser simultánea [17]. El dolor intenso es la principal característica en el inicio [7] y normalmente persiste incluso cuando la pérdida de agudeza visual ya está establecida [18,19]. Pueden aparecer defectos campimétricos, y los escotomas central o altitudinal son los patrones más frecuentes [7]. El fondo de ojo suele mostrar papilitis y, en alguna ocasión, se puede observar palidez papilar, probablemente en relación con episodios recurrentes de NO [7].

Para el diagnóstico de CRION son necesarios dos episodios de NO. Sin embargo, la latencia entre ellos puede variar de días a años [8]. La principal característica clínica de la CRION es la respuesta precoz a la corticoterapia, con recaídas tras su retirada.

Diagnóstico y diagnóstico diferencial


En 2014, Petzold y Plant [8] propusieron los criterios diagnósticos de CRION (Tabla I). Estos criterios son de obligado cumplimiento y se basan en la presencia de episodios de NO recurrente a los que se añaden hallazgos serológicos y de resonancia magnética cerebral.

 

Tabla I. Criterios diagnósticos de la neuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica.

Historia

Neuritis óptica y al menos una recaída

Clínica

Evidencia objetiva de pérdida de función visual

Laboratorio

Ausencia de anticuerpos antiacuaporina-4

Neuroimagen

Captación de contraste del nervio óptico inflamado

Tratamiento

Respuesta a tratamiento inmunosupresor y recaídas con la retirada o disminución de la dosis

 

Aunque la CRION debe considerarse en pacientes con NO recurrente con respuesta a corticoides, este cuadro pueden producirlo muchas patologías. Enfermedades sistémicas, como la sarcoidosis, el lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Sjögren, la artritis reumatoide o la enfermedad de Beh­çet, deben excluirse antes del diagnóstico definitivo. Las vasculitis sistémicas también pueden producir un cuadro similar. La neuropatía óptica autoinmune también debería considerarse; se caracteriza por la presencia de tests séricos o biopsias cutáneas sugestivas de un proceso autoinmune en ausencia de enfermedad sistémica asociada a NO [20]. Algunos autores utilizan el término ‘RION’ para designar episodios de NO recurrente que no requieren inmunosupresión a largo plazo para evitar recaídas [11]. Otras etiologías que se deben considerar son: infecciones (víricas, enfermedad de Lyme, sífilis, tuberculosis, toxoplasmosis), alteraciones metabólicas (déficit de vitamina B12), hereditarias (neuropatía óptica de Leber) y las neuropatías ópticas isquémicas o compresivas [2-4,7,8,17,21-23].

La NO es una manifestación muy frecuente tanto de la EM como del NMOSD y la enfermedad por anticuerpos anti-MOG; por ello, ante un cuadro clínico de NO recurrente, debemos pensar en estas entidades como principales diagnósticos diferenciales. Es importante tener en cuenta que la CRION es una enfermedad del nervio óptico, por lo que las manifestaciones clínicas fuera de la vía óptica descartan una CRION.

Como se ha demostrado en los estudios de historia natural de la NO, hasta un 38% de los pacientes que presentan una NO desarrolla una EM tras 10 años de seguimiento [6,24-26]. Las características principales que orientan al diagnóstico de una EM en vez de CRION son la presencia de una o más lesiones características de EM en la resonancia magnética cerebral y el líquido cefalorraquídeo inflamatorio (pleocitosis o bandas oligoclonales) [24-27]. La recurrencia de la NO tras la retirada de esteroides o la grave afectación de agudeza visual durante el episodio agudo debería hacernos pensar en CRION o, también, en NMOSD [28].

En relación con la NMO, algunos autores han encontrado que, tras un seguimiento de cinco años de pacientes con NO recurrente, el 12,5% tuvo una NMO. Los anticuerpos anti-NMO son un marcador de alta especificidad (> 90%) y sensibilidad (73%) para la conversión a NMO [10-13,29]. Matiello et al describieron que el 20% de los pacientes con NO recurrente tenían anticuerpos anti-NMO séricos, y el título de estos anticuerpos fue más alto en los que desarrollaron mielitis [30]. Tanto en el trabajo original de Kidd et al como en el de Waschbisch et al, ningún paciente diagnosticado de CRION presentaba anticuerpos anti-NMO [7,13]. Sin embargo, Petzold et al consideran que la CRION puede formar parte del NMOSD, debido a que el 5% de los pacientes con diagnóstico de CRION tuvo anticuerpos anti-NMO. Ellos hipotetizan que la baja detección de estos anticuerpos en la CRION respecto a la NMO podría deberse a que la enfermedad está restringida al nervio óptico [11]. Esta hipótesis aún no se ha confirmado y, en la actualidad, los criterios de CRION exigen la ausencia de anticuerpos anti-NMO [8]. Sin embargo, la baja detección de los anticuerpos anti-NMO podría deberse a que, en el momento de la publicación de estos resultados, no estaba extendido el uso de la detección de anticuerpos NMO mediante técnicas basadas en células, mucho más sensibles que la inmunohistoquímica. Clínicamente existen diferencias entre la CRION y el NMOSD ya que, aunque la afectación de la agudeza visual es grave en ambas entidades, la pérdida de agudeza visual es más rápida en pacientes con CRION [28].

Al igual que la CRION, las NO-MOG se caracterizan por tener una alta frecuencia de recurrencia, producir una gran afectación visual en fase aguda, mostrar corticodependencia y no presentar anticuerpos anti-NMO [31-33]. Sin embargo, a diferencia de la CRION, las NO-MOG suelen presentar un buen pronóstico visual [15]. Como se mencionó con anterioridad, la aparición de clínica diferente a la afectación del nervio óptico descarta CRION. En la serie del Reino Unido, donde se analizó a 252 pacientes con anticuerpos anti-MOG, se observó que la presencia de estos anticuerpos se asociaba a la aparición de mielitis de gravedad variable y a cuadros similares a la encefalomielitis aguda diseminada [34].

Para el diagnóstico diferencial de la NO recurrente se recomienda una exploración oftalmológica completa y la realización de exploraciones complementarias [3,8,19]. Entre las exploraciones que se deben realizar se encuentran los tests de laboratorio, que deberían incluir la determinación de los anticuerpos anti-NMO y anti-MOG, y la detección de parámetros de autoinmunidad, los estudios radiológicos y otras exploraciones, como los potenciales evocados visuales, la tomografía de coherencia óptica y el estudio del líquido cefalorraquídeo. Las principales exploraciones para el diagnóstico diferencial de la NO recurrente se resumen en la tabla II.

 

Tabla II. Tests diagnósticos recomendados para el diagnóstico de la neuritis óptica recurrente.
 
Patología

Resonancia magnética cerebral y medular

Esclerosis múltiple, neuromielitis óptica
Enfermedades sistémicas, vasculitis
Infecciones, enfermedades metabólicas
Enfermedades hereditarias
Tumores

Estudio de líquido cefalorraquídeo (celularidad, proteínas, glucosa, bandas oligoclonales, análisis microbiológico)

Esclerosis múltiple, neuromielitis óptica
Enfermedades sistémicas, vasculitis
Infecciones

Analítica general (hemograma completo, electrolitos, función hepática y renal, glucemia)
 

Proteína C reactiva, velocidad de sedimentación globular
Autoinmunidad: ANA, anti-ADN, ANCA (c-ANCA, p-ANCA), ENA, factor reumatoide, anticuerpos antifosfolípidos, HLAB-B51


Enfermedades sistémicas: lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, artritis reumatoide, enfermedad de Behçet, síndrome antifosfolípido
Vasculitis sistémica

Enzima conversora de angiotensina
Radiografía o tomografía computarizada torácica


Sarcoidosis

Anticuerpos antiacuaporina-4
Anticuerpos anti-MOG


Neuromielitis óptica
Enfermedad anti-MOG

Vitamina B12
Homocisteína, ácido metilmalónico


Déficit de vitamina B12

Serologías
Mantoux


Infecciones: enfermedad de Lyme, sífilis, virus de la inmunodeficiencia humana, tuberculosis

Biopsia

Sarcoidosis
Vasculitis sistémica

Tests genéticos

Neuropatía óptica hereditaria de Leber

ANA: anticuerpos antinucleares; ANCA: anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo; ENA: anticuerpos nucleares extraíbles; HLA: antígeno de histocompatibilidad humana; MOG: glucoproteína de la mielina del oligodendrocito.

 

La realización de una resonancia magnética cerebral y de órbita con gadolinio es obligatoria. La CRION no suele presentar alteraciones en la resonancia magnética cerebral con gadolinio; Kidd et al describieron cambios inespecíficos en la sustancia blanca en uno de sus 15 pacientes [7]. Otros autores han descrito lesiones inespecíficas de la sustancia blanca, pero sin cumplir los criterios de McDonald para EM [35-37]. La resonancia magnética orbitaria con gadolinio y saturación grasa muestra captación de contraste en pacientes con NO, y éste es un criterio diagnóstico de CRION [8,38]. La extensión de la afectación de la vía óptica es mayor en otras entidades que en la CRION; en el caso del NMOSD puede haber afectación quiasmática y de la vía óptica [39]; en el caso de la NO-MOG, es frecuente que el realce de la NO se extienda a los tejidos periorbitarios y afecte a más de la mitad de la longitud del nervio [15,32]. Aunque la resonancia magnética medular no es necesaria para el cumplimiento de los criterios diagnósticos, la CRION es un diagnóstico de exclusión; por ello, recomendamos la realización de una resonancia magnética medular para descartar lesiones compatibles con EM, NMOSD, enfermedad por anticuerpos anti-MOG u otras entidades que causen mielitis y NO.

Los potenciales evocados visuales confirman la disfunción del nervio óptico. En la CRION se observa un aumento de las latencias con relativa preservación de las amplitudes, aunque este patrón no ayuda a diferenciarlo de otras etiologías [7]. Bichuetti et al utilizaron la tomografía de coherencia óptica para diferenciar pacientes con EM, NMOSD y CRION; tanto la agudeza visual como el grosor de la capa de fibras nerviosas de la retina se encuentran más afectados en el NMOSD y la CRION que en la EM, lo que indica una mayor pérdida axonal en las dos primeras. Se sugiere que una capa de 41 µm de grosor tiene una especificidad del 100% para detectar NMOSD y CRION; sin embargo, esta técnica no es capaz de distinguir ambas entidades [39,40]. La tomografía de coherencia óptica en los pacientes con NO-MOG muestra una menor pérdida de grosor en la capa de fibras nerviosas de la retina que en los pacientes con NMOSD, sin encontrar diferencias en el grosor macular; tampoco se han observado diferencias en el espesor de la capa de células ganglionares entre la NO por EM y la NO-MOG [16,28]. No hemos encontrado la descripción de los parámetros de tomografía de coherencia óptica en la CRION.

El estudio del líquido cefalorraquídeo de CRION no presenta pleocitosis ni aumento de la proteinorraquia; en la descripción original de Kidd et al, de los 15 pacientes, 11 no presentaron bandas oligoclonales y cuatro presentaron bandas con patrón en espejo [7]. Las bandas oligoclonales están presentes en el 85-90% de los pacientes con EM, son negativas en la NO-MOG y pueden aparecer en el 10-30% de pacientes con NMOSD [28].

Los neurofilamentos de cadena pesada (NFh) en el suero están elevados en los pacientes con NO; es­te aumento es mayor en los pacientes con NMOSD y CRION frente a la EM y los controles sanos. No obstante, aunque existen diferencias entre estas patologías y los controles sanos, un mismo nivel de NFh puede ser compatible con las tres entidades (EM, NMOSD y CRION), y este parámetro no es útil para el diagnóstico diferencial. Sin embargo, el aumento de los niveles de NFh se correlaciona con una mayor afectación visual, por lo que podría ser un marcador pronóstico [41]. Aunque no hemos encontrado específicamente en la CRION información que correlacione los niveles de NFh y otros parámetros, como la tomografía de coherencia óptica, existen publicaciones que relacionan estos dos parámetros en la NO: los pacientes incluidos en el Optic Neuritis Treatment Trial [1] con niveles elevados de NFh al quinto año presentaron, en la tomografía de coherencia óptica, una disminución del grosor del volumen macular y de la capa de fibras nerviosas de la retina a los 15 años [42].

Por tanto, los pacientes con CRION presentan un estudio analítico normal, salvo por un aumento de los NFh séricos. La resonancia magnética cerebral suele ser normal o presentar lesiones inespe­cíficas de la sustancia blanca. La resonancia magné­tica de órbita en fase aguda muestra captación de contraste del nervio óptico. Los potenciales evocados visuales muestran afectación desmielinizante del nervio, y el estudio del líquido cefalorraquídeo es normal, aunque pueden aparecer bandas oligoclonales en espejo.

Tratamiento


Como se mencionó, la principal característica de los pacientes con CRION es la rápida y excelente respuesta a la corticoterapia, así como la corticodependencia, con recaídas tras la retirada o la disminución de los corticoides [7]. El tratamiento recomendado es la metilprednisolona intravenosa 1 mg/kg/3-5 días o la prednisona oral en dosis de 1 mg/kg con desescalado de dosis posterior [8]. La retirada brusca del tratamiento puede producir un empeoramiento de la agudeza visual irreversible [13]. El tratamiento con corticoides en la NO recurrente (incluyendo EM, NMOSD y CRION) se recomienda iniciar cuando comienza el dolor, incluso antes de que aparezcan las alteraciones visuales; esto podría prevenir la pérdida de agudeza visual [43]. Existen casos aislados de pacientes con NO aguda en contexto de CRION que han sido tratados con plasmaféresis [44].

La corticoterapia presenta múltiples efectos adversos, incluso en dosis bajas [45]. Además, el tratamiento corticoide puede producir una coriorretinopatía serosa central con pérdida de agudeza visual similar a una nueva NO, aunque no dolorosa [46]. Para tratar la corticodependencia y evitar los efectos secundarios, se han utilizado diversos tratamientos inmunosupresores. Los más utilizados han sido: azatioprina [47,48], metotrexato [47], micofenolato de mofetilo [47,49], ciclofosfamida [37] e infliximab [50]. Algunos autores refieren que los antifactores de necrosis tumoral alfa (TNF-α), como el infliximab, pueden inducir NO desmielinizante, por lo que aconsejan evitarlos [47,51,52]. De forma específica, se han descrito recientemente dos casos con resultados contradictorios que obligan a ser cautelosos a la hora de indicar este tratamiento: uno de ellos fue un paciente con psoriasis que presentó una enfermedad por anticuerpos anti-MOG tras el tratamiento con un antagonista del TNF-α [53]; otro fue un paciente con CRION y anticuerpos anti-MOG que sólo respondió al tratamiento con infliximab [54].

Debido a que la inmunosupresión a largo plazo también produce efectos adversos, algunos autores han sugerido el tratamiento con inmunoglobulinas intravenosas para evitar la corticodependencia [55-57]. Stiebel-Kalish et al mostraron resultados favorables en seis pacientes con neuropatía óptica recurrente con respuesta a corticoides tras el tratamiento con inmunoglobulinas intravenosas; tras el tratamiento, cinco de los seis pacientes no requirieron corticoterapia y sólo dos tuvieron recaídas. El tratamiento era seguro y bien tolerado. Los autores aconsejan este tratamiento en pacientes con fallo a la corticoterapia o con imposibilidad para la retirada, principalmente si los inmunosupresores están contraindicados o no han sido eficaces [50]. En otro estudio, el tratamiento con inmunoglobulinas intravenosas mensuales permitió la retirada de todos los inmunosupresores en un paciente con NO recurrente [57]. También se han comunicado buenos resultados con rituximab y natalizumab. Sin embargo, al tratarse de casos aislados, no puede sacarse ninguna conclusión [13].

En la actualidad, ninguno de los fármacos mencionados previamente ha probado ser mejor que otro en el tratamiento de la corticodependencia, y se necesitan más estudios en esta dirección.
 

Conclusiones


La CRION es una enfermedad inflamatoria del nervio óptico. Se caracteriza por NO graves recurrentes con buena respuesta a corticoides y recaídas tras su retirada. Es una entidad rara, por lo que el diagnóstico sigue siendo un desafío para el neurólogo y el oftalmólogo. Los principales diagnósticos diferenciales son las enfermedades desmielinizantes y sistémicas. El tratamiento de elección es la corticoterapia a largo plazo, y se utilizan los fármacos inmunosupresores para el tratamiento de la corticodependencia. Su reconocimiento precoz y tratamiento preciso mejorarán el pronóstico.

 

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Chronic relapsing inflammatory optic neuropathy: a literature review

Introduction. Chronic relapsing inflammatory optic neuropathy (CRION) is an inflammatory disease characterized by painful recurrent episodes of optic neuritis with clear response to steroids and relapses with treatment withdrawal.

Aims. To performed a systematic review of the literature about CRION, since 2003 to present in medical database. We excluded pediatric or animal research articles. Search terms: CRION, chronic relapsing inflammatory optic neuropathy, recurrent optic neuritis, steroid dependent optic neuritis, and immunosuppression dependent optic neuritis.

Development. CRION is a relapsing optic neuritis of unknown aetiology. The strong response to corticosteroids to avoid recurrence suggests that it might be an immune-mediated disease. CRION typically presents as a subacute and recurrent optic neuropathy with severe visual loss. The principal differential diagnoses are the demyelinating (multiple sclerosis, neuromyelitis optica spectrum disorders and anti-MOG), systemic (mostly sarcoidosis) and infectious diseases. CRION has a dramatic and dependent corticoids response; to avoid adverse events, we use immunosuppressive treatment in long-term.

Conclusion. CRION is a rare, recurrent and cortico-dependent disease of optic nerve. An early diagnosis and accuracy treatment will improve the prognosis.

Key words. Chronic relapsing inflammatory optic neuropathy. CRION. Immunosuppression dependent optic neuritis. Optic neuritis. Recurrent optic neuritis. Steroid dependent optic neuritis.

 

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