Original

Utilidad y valor pronóstico del electroencefalograma en la COVID-19 y la encefalopatía: patrones electroencefalográficos en una serie de casos

F. Hallal-Peche, M. Aguilera-Vergara, M. Guzmán-Méndez, C. González-Mendoza, R. Armas-Zurita, T. Garzón-Pulido, C. Moreno-Jiménez, M. Villar Royo-Martínez [REV NEUROL 2020;71:431-437] PMID: 33319345 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7112.2020236 OPEN ACCESS
Volumen 71 | Número 12 | Nº de lecturas del artículo 15.228 | Nº de descargas del PDF 357 | Fecha de publicación del artículo 16/12/2020
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RESUMEN Artículo en español English version
Introducción La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) causó el colapso de muchos hospitales. El objetivo de este estudio es analizar la utilidad del electroencefalograma (EEG) en el tratamiento del paciente neurológico durante la pandemia de COVID-19.

Pacientes y métodos El Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla fue disuelto debido a la situación de saturación hospitalaria. En consecuencia, se realizó un EEG excepcionalmente a los pacientes a los que tenía mayor probabilidad de aportar un beneficio en su tratamiento. Se describen siete pacientes (cuatro en cuidados intensivos y tres hospitalizados) diagnosticados con COVID-19 a quienes se les realizó un EEG.

Resultados El EEG mostró anormalidades en todos los casos, incluyendo un caso de muerte cerebral. El EEG supuso un cambio en el tratamiento clínico en cuatro de los pacientes (57%) y ayudó al clínico a informar a la familia. En los otros tres casos, se sospechó un origen tóxico-metabólico previo al EEG, por lo que no implicó un cambio en el tratamiento ya propuesto, aunque facilitó una orientación pronóstica. Se evidenciaron ondas lentas polimorfas en cinco casos. Actualmente, un paciente permanece hospitalizado y cuatro han fallecido.

Conclusiones El EEG fue de utilidad y facilitó la toma de decisiones en los pacientes con COVID-19 en los que se solicitó. Orientó al diagnóstico en casos en los que la tomografía computarizada no contribuyó y supuso un cambio en el tratamiento terapéutico en la mayoría de los pacientes. Los hallazgos más frecuentes fueron signos de encefalopatía y descargas epileptiformes.
Palabras claveComaCOVID-19ElectroencefalografíaEncefalopatíaNeurofisiologíaPronósticoTrastornos de conscienciaUnidad de Cuidados Intensivos CategoriasAlteraciones de la concienciaNeurofisiologíaTécnicas exploratorias
TEXTO COMPLETO (solo disponible en lengua castellana / Only available in Spanish)

Introducción


La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) causó una situación de colapso en muchos hospitales del mundo. Éste fue el caso del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla en marzo y abril de 2020, lo que llevó a la suspensión de la mayoría de los procedimientos electivos y no urgentes. Además, las visitas ambulatorias de rutina fueron sustituidas, cuando fue posible, por consultas telefónicas.

Según las series de casos publicadas, los pacientes con COVID-19 presentan clínica neurológica en una prevalencia que va desde el 36,4% [1] hasta el 84% en los casos graves [2]. Una extensa serie española de 841 casos mostró una prevalencia de síntomas neurológicos del 57,4% en pacientes ingresados, y los trastornos neuropsiquiátricos (19,9%) y las alteraciones de la consciencia (19,6%) fueron los grupos de manifestaciones más frecuentes [3].

La clínica neurológica descrita en la bibliografía es muy variada e incluye síntomas inespecíficos (cefalea, mareo, mialgias), trastornos neuropsiquiátricos (insomnio, depresión, ansiedad, psicosis), trastornos del sistema nervioso central (trastornos de la consciencia, ictus, crisis epilépticas, estado epiléptico, encefalitis, ataxia, síndrome meníngeo), trastornos del sistema nervioso periférico (neuropatías craneales, anosmia/disgeusia, neuropatía periférica), miopatía y eventos desmielinizantes, etc. [3-7].

En este sentido, la electroencefalografía es una técnica portátil, no invasiva y de bajo coste, y potencialmente útil como herramienta diagnóstica y pronóstica en muchas afecciones del sistema nervioso central. Permite ofrecer un pronóstico basado en el contexto clínico del paciente y evaluar la efectividad de las intervenciones realizadas [8].

Los resultados del electroencefalograma (EEG) todavía son escasos en la bibliografía dedicada a la COVID-19. Aunque la mayoría de estudios encontraron resultados no específicos, algunos proponen la existencia de patrones específicos de EEG [9,10].

El objetivo de este estudio es analizar la utilidad del EEG en la toma de decisiones en pacientes con síntomas neurológicos durante la pandemia de COVID-19.
 

Pacientes y métodos


El Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla fue disuelto debido a la situación de colapso hospitalario. En consecuencia, se realizó un EEG excepcionalmente a los pacientes a los que tenía mayor probabilidad de aportar un beneficio en su tratamiento. El EEG se solicitó a criterio de su neurólogo responsable.

Describimos una serie observacional y retrospectiva de siete casos –tres mujeres; cuatro pacientes en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y tres en la sala– a los que se les diagnosticó COVID-19 mediante reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa en hisopos nasofaríngeos y se les realizó un electroencefalograma entre marzo y abril de 2020, recogiendo variables sociodemográficas y clínicas.

El EEG se registró junto a la cabecera de la cama en la planta o la UCI con una duración de al menos 20 minutos utilizando un gorro con 20 electrodos colocados según el sistema internacional 10-20. Se colocó la derivación diferencial I de Einthoven para el electrocardiograma. Los registros se realizaron con un filtro de 0,5 a 70 Hz de ancho de banda y un filtro de muesca de 50 Hz. La impedancia de los electrodos estaba por debajo de 10 kΩ. No se realizó fotoestimulación ni hiperventilación.

Analizamos los EEG visualmente según las definiciones de la Federación Internacional de Electroencefalografía y Neurofisiología Clínica (IFCN) [11].

Seguimos las directrices de protección y los protocolos de desinfección de equipos publicados por la Organización Mundial de la Salud [12], el capítulo latinoamericano de la IFCN Task Force [13], la Asociación Americana de Neurofisiología Clínica [14] y las autoridades españolas.

El estudio fue aprobado por el comité ético de investigación con medicamentos del hospital.
 

Resultados


La edad media de los pacientes era de 71 años (rango: 53-79 años). Todos los pacientes presentaron inicialmente síntomas respiratorios y más tarde desarrollaron síntomas neurológicos. El motivo de solicitud del EEG fue bajo nivel de consciencia en cinco pacientes (casos 2, 3, 4, 5 y 7), movimientos anormales en un paciente (caso 1) y sospecha de muerte cerebral en un paciente (caso 6).

El EEG mostró anomalías en todos los casos, incluyendo un caso de muerte cerebral y un caso de actividad ictal generalizada. En todos los EEG se observó un trazado simétrico y sincrónico, y en seis de ellos, una distribución generalizada. Se evidenciaron ondas lentas polimorfas en cinco casos. Dos pacientes presentaron reactividad a la apertura y cierre ocular, y el resto fueron arreactivos y obtuvieron 3 puntos en la escala de Glasgow.

La tomografía computarizada craneal se realizó en todos los pacientes y no mostró patologías agudas. Tras la tomografía se realizó el EEG, que supuso un cambio en el tratamiento clínico en cuatro de los pacientes (57%; casos 1, 2, 4 y 6). A 30 de julio de 2020, un paciente permanecía hospitalizado y cuatro habían fallecido (Tabla I).

 

Tabla I. Características sociodemográficas y clínicas de interés.
 

Caso 1

Caso 2

Caso 3

Caso 4

Caso 5

Caso 6

Caso 7


Epidemiología

Sexo

Mujer

Hombre

Hombre

Mujer

Mujer

Hombre

Hombre


Edad

76 años

65 años

78 años

79 años

69 años

75 años

53 años


Ubicación

UCI

UCI

Planta

Planta

Planta

UCI

UCI


Inicio de síntomas

07/03/20

08/03/20

13/03/20

12/03/20

17/03/20

20/03/20

19/03/20


Día de ingreso

+8

+10

+17

+20

+1

+4

+11


Día de PCR positiva

+8

+10

+18

+20

+1

+4

+12


Día de inicio del tratamiento de la COVID-19

+10

+11

+17

+20

+5

+4

+11


Día del EEG

+20

+23

+32

+31

+31

+31

+35


Días en la Unidad de Cuidados Intensivos

35 días

22 días

0

0

0

4 días

14 días


Día del fallecimiento

No

+36

+36

+32

No

+31

No


Antecedentes personales

Diabetes


No

No

No



No


Hipertensión arterial


No

No



No

No


Pruebas
de imagen


Radiografía (al ingreso)

Neumonía bilateral

Neumonía bilateral

Neumonía bilateral

Neumonía bilateral

Neumonía bilateral

Neumonía bilateral

Neumonía unilateral


Tomografía axial computarizada torácica

No realizada

No realizada

No realizada

No realizada

Infiltrado bilateral

No realizada

TEP derecho, neumotórax izquierdo


Laboratorio (día de ingreso/
día del EEG)


Linfocitos (103/μL)

1,11/0,52

0,82/1,31

1,46/1,07

0,77/1,02

0,58/1,51

1,40/0,53

0,83/0,22


Procalcitonina (ng/mL)

0,07/0,73

0,56/2,34

0,16/0,23

0,09/0,43

21,4/0,54

0,08/22,93

0,17/0,78


LDH (U/L)

341| 339

717/332

402/300

667/687

227/228

272/429

661/799


Proteína C reactiva (mg/dL)

7,7/3

25/18,7

21,8/3,6

9,7/5,2

0,8/2,8

13,1/22,7

16,3/4,8


Dímero D (ng/mL)

–/> 15.000

2.065/2.695

605/894

888/2.532

1.186/585

496/5.305

4,24/3.241


Transaminasas

N/N

↑/↑

N/N

N/N

N/N

N/N

N/N


Filtrado glomerular (mL/min/1,73 m2)

22/87

72/37

82/86

84/86

4/10

81/84

75/56


Ferritina (ng/mL)

–/–

–/1.606

704/951

653/1.654

2.000/1.348

353/595

> 2.000/2.652


Día del EEG

Escala de Glasgow

3

3

15

3

15

3

3


Ventiloterapia

VM: PEEP 14; FiO2 0,45

CPAP: PEEP 8; FiO2 0,5

No

GN 1 L/min; FiO2 0,24

No

VM: PEEP 10; FiO2 0,7

VM: PEEP 6; FiO2 0,6


Saturación de oxígeno

95%

99%

97%

95%

96%

94%

96%


Fármacos

COVID-19

LPV/r, HCQ, IFN-β1b

LPV/r, HCQ, IFN-β1b

HCQ

HCQ, AZM

HCQ, DEX

HCQ, IFN-β1a, LPV/r

HCQ, TCZ, DEX


Depresores del sistema nervioso central

PPF a, DZP a, MDZ, FEN, REMI, CSC

PPF, MDZ, FEN

No

LZP, MOP, MDZ

No

PPF, REMI

MDZ, FEN, CSC


Otros

LEV a, LVX a, VAN a, MEM a, CRO

MTZ a, MEM a, LZD a, TZP, HMD a

IgIV a, CRO, AZM, TZP, MMF, CsA

LEV a, LCM a, CRO

FEP a, TEC a, TZP, CRO, CLR, MEM, LZD, HMD

MEM a, AZM, CRO, AMK, LZD, QUET

TEC a, CAS a, LZD a, MEM


↑: valores por encima del rango normal; AMK: amikacina; AZM: acitromicina; CAS: caspofungina; CLR: claritromicina; CPAP: presión positiva continua en las vías respiratorias; CRO: ceftriaxona; CsA: ciclosporina A; CSC: cisatracurio; DEX: dexametasona; EEG: electrocardiograma; FEN: fentanilo; FEP: cefepima; FiO2: fracción de oxígeno inspirado; GN: gafas nasales; HCQ: hidroxicloroquina; HMD: hemodiálisis; IFN-β1a: interferón β1a; IFN-β1b: interferón β1b; IgIV: inmunoglobulina intravenosa; LCM: lacosamida; LDH: lactato deshidrogenasa; LEV: levetiracetam; LPV/r: lopinavir/ritonavir; LVX: levofloxacino; LZD: linezolid; LZP: loracepam; MDZ: midazolam; MEM: meropenem; MMF: micofenolato; MOP: cloruro mórfico; MTZ: metronidazol; N: normal; PCR: reacción en cadena de la polimerasa; PEEP: presión positiva al final de la expiración; PPF: propofol; QUET: quetiapina; REMI: remifentanilo; TCZ: tocilizumab; TEC: teicoplanina; TEP: tromboembolismo pulmonar; TZP: piperacilina-tazobactam; VAN: vancomicina; VM: ventilación mecánica. a Estaba siendo administrado el día del EEG.

 
  • Paciente 1. Mujer de 77 años con antecedente de ataque isquémico transitorio que presentó síntomas respiratorios del tracto superior. En el séptimo día de hospitalización, fue trasladada a la UCI y requirió intubación debido a una evolución respiratoria adversa. Tras dos días con sedo­analgesia, desarrolló una actividad similar a crisis (movimientos cefálicos clónicos y bucales). El EEG reveló un patrón de brote-supresión probablemente inducido por fármacos (propofol, diazepam) no reactivo al dolor ni a la apertura y cierre pasivo de los ojos. Tras mejorar su situación respiratoria, fue trasladada a planta el día 35. Se realizó un segundo EEG, que mostró una actividad dentro de los límites de la normalidad. Se registró debilidad en los cuatro miembros y el electromiograma reveló, esencialmente, polineuropatía motora y axonal de grado moderado, probablemente relacionada con su situación de paciente crítico. Fue dada de alta en condiciones estables a los 51 días.
  • Paciente 2. Hombre de 65 años sin antecedentes de interés que consultó por fiebre, tos y disnea. Ante la progresiva dificultad respiratoria, requirió intubación en la UCI. Se le retiró la sedoanalgesia al noveno día de ingreso. El día 13 continuaba inconsciente con pupilas discretamente anisocóricas. El EEG mostró un patrón coma alfa consistente en una actividad generalizada de 11 Hz invariante y de 10-20 µV de amplitud, no reactivo a la apertura y al cierre pasivo de los ojos, ni a estímulos nocivos. En algunas ocasiones, la amplitud del trazado disminuía, remedando una línea isoeléctrica. Una vez descartado el coma inducido por medicamentos, se estableció un mal pronóstico. Tras excluir otras causas de encefalopatía, se realizó de forma excepcional un test para SARS-CoV-2 en el líquido cefalorraquídeo que resultó negativo. El día 23, la situación respiratoria del paciente empeoró y sufrió una parada cardiorrespiratoria fatal.
  • Paciente 3. Hombre de 78 años con antecedentes de trombopenia crónica moderada, trasplante de corazón y enfermedad renal crónica que presentó fiebre, tos, artromialgias generalizadas y neumonía bilateral. Dos semanas más tarde, padeció un síndrome confusional agudo. El EEG mostró signos de afectación cortical difusa compatibles con un grado leve de encefalopatía de probable origen tóxico-metabólico. Tras cuatro días, falleció por shock hipovolémico secundario a una hemorragia retroperitoneal.
  • Paciente 4. Mujer de 79 años con antecedentes de ictus, fibrilación auricular y síndrome mielodisplásico que comenzó con fiebre, tos y disnea. A pesar del tratamiento, presentó un rápido deterioro del estado general y una disminución del nivel de consciencia, por lo que se solicitó un EEG. Se describió una actividad de fondo lenti­ficada y polimorfa (3-4 Hz), entremezclada con paroxismos de onda aguda-onda lenta de alta persistencia. Esta actividad era compatible con encefalopatía con actividad ictal generalizada, con un mal pronóstico. Se inició tratamiento con fármacos antiepilépticos. Sin embargo, falleció cuatro días después por fallo multiorgánico.
  • Paciente 5. Mujer de 69 años con antecedentes de hepatitis C y enfermedad renal crónica en hemodiálisis que comenzó con fiebre, tos y disnea. Desarrolló un síndrome confusional agudo. El EEG no reveló ningún cambio en comparación con un EEG realizado unos meses antes: ritmo alfa posterior de 9 Hz reactivo a la apertura y el cierre de los ojos, y brotes de ondas lentas polimorfas (3-4 Hz) de persistencia moderada y corta duración (2-3 s) localizadas en la región frontotemporal bilateral con predominio derecho. An­te la sospecha de un origen tóxico-metabólico, se retiraron varios medicamentos con una mejoría progresiva. El día 41 fue dada de alta con seguimiento en consultas de hemodiálisis.
  • Paciente 6. Hombre de 75 años que comenzó con una insuficiencia respiratoria de tipo 1 secundaria a una neumonía bibasal. Aunque la evolución fue favorable, después de 22 días presentó una parada cardiorrespiratoria que requirió 30 minutos de maniobras de reanimación. Fue ingresado en la UCI con intubación traqueal. El día 31, sin sedación, presentó ausencia de reflejos en el tronco cerebral, respiración irregular y pupilas no reactivas. El EEG mostró un trazado plano (menos de 2 µV) sin ningún cambio con la estimulación dolorosa ni con la apertura y el cierre pasivo de los ojos. El EEG apoyó el diagnóstico de muerte cerebral. Finalmente, murió tras una parada cardíaca.
  • Paciente 7. Hombre de 53 años que comenzó con fiebre, tos, dolores corporales y diarrea. Durante su estancia en el hospital, su condición respiratoria empeoró, requirió hasta 15 L/min de oxígeno mediante cánula nasal con reservorio y sufrió tres paradas cardiorrespiratorias (la más prolongada duró siete minutos). El día 12, después de 24 horas sin sedoanalgesia, persistió con 3 puntos en la escala de Glasgow, en un contexto de insuficiencia renal aguda y posible acumulación de sedantes. El EEG mostró un patrón coma theta (6-7 Hz y baja amplitud) sin diferenciación topográfica y no reactivo al dolor ni a la apertura ni el cierre pasivo de los ojos. En las siguientes semanas, su situación respiratoria y metabólica fue mejorando paulatinamente. Actualmente, continúa en el hospital y está consciente, orientado y colaborador (Tabla II).

 

Tabla II. Parámetros descriptivos de los electroencefalogramas realizados.
 

Caso 1

Caso 2

Caso 3

Caso 4

Caso 5

Caso 6

Caso 7


Patrón

Brote-supresión

Coma alfa

Generalizado lento

Ictal generalizado

Actividad de fondo normal

Inactividad electrocerebral

Generalizado lento


Distribución

Generalizada

Generalizada

Generalizada

Generalizada

Frontotemporal bilateral

Generalizada

Generalizada


Frecuencia

5-7 Hz

11 Hz

6 Hz

2-3 Hz

9 Hz

Brotes: 3-4 Hz


6-7 Hz


Amplitud

20-30 μV

10-20 μV

25-30 μV

60-80 μV

Ictal: ≤ 130 μV

20-40 μV

< 2 μV

10 μV


Periodicidad

Periódica

Continua

Continua

Casi continua

Brotes: discontinua

Continua

Continua


Duración

Brotes: 1 s

Continua

Continua

≈ 90% del trazado

2-4 s

Continua

Continua


Reactividad

Arreactivo

Arreactivo

A la apertura y cierre ocular

Arreactivo

A la apertura y cierre ocular

Arreactivo

Arreactivo


Morfología de las ondas

Lentas polimorfas

Monomorfas

Lentas polimorfas

Lentas polimorfas y complejos de onda aguda-onda lenta

Brotes: lentas polimorfas

Línea isoeléctrica

Lentas polimorfas, con ritmos rápidos difusos entremezclados


Ritmo

Rítmico

Rítmico. Evoluciona a línea isoeléctrica

Rítmico

Arrítmico

Brotes arrítmicos


Arrítmico


Simetría

Simétrico

Simétrico

Simétrico

Simétrico

Simétrico

Simétrico

Simétrico


Sincronía

Sincrónico

Sincrónico

Sincrónico

Sincrónico

Sincrónico


Sincrónico



Discusión


En esta serie de casos, la tomografía computarizada no contribuyó al tratamiento clínico. Sin embargo, el EEG representó un cambio en la toma de decisiones clínicas en cuatro de los siete pacientes (57%) con COVID-19 que presentaron alteración del nivel de consciencia, encefalopatía o sospecha de crisis. Como en otros estudios, la indicación más común para el EEG fue la alteración del nivel de consciencia [9,15].

En el caso 1, el EEG reveló que la encefalopatía se relacionaba probablemente con la administración de sedoanalgesia, descartando en la práctica un estado epiléptico no convulsivo. El caso 2 presentó un patrón coma alfa, que se asocia con un mal pronóstico una vez que se ha descartado el coma inducido por medicamentos [16]. En el caso 4, la detección de actividad ictal llevó al inicio de un tratamiento con fármacos antiepilépticos y sugirió un mal pronóstico. En el caso 6, el EEG contribuyó al diagnóstico de muerte cerebral, permitiendo la asignación de una cama en la UCI a otro paciente con la importancia que esto implicaba en un hospital saturado. Finalmente, el paciente 1 sobrevivió, mientras que los pacientes 2 y 4 murieron. En estos cuatro casos, el EEG ayudó al clínico a proporcionar información a la familia.

En los casos 3, 5 y 7, se sospechó un origen tóxico-metabólico antes de realizar el EEG, por lo que no implicó un cambio en el tratamiento clínico ya propuesto, aunque sí facilitó una orientación pronóstica, así como el grado de afectación cerebral. El EEG proporciona una importante información pronóstica para el clínico en el contexto agudo [17], tanto en las encefalopatías postanóxicas agudas [18] como en las no hipóxicas [19,20].

En nuestro caso, se realizó un EEG excepcionalmente en siete pacientes, ya que nuestros neurofisiólogos fueron reubicados en la planta COVID y en el servicio de urgencias. Algo similar ocurrió en Italia, donde el número de EEG semanales realizados durante el período de COVID-19 sufrió una reducción media del 76 ± 20%, y siete centros no registraron ningún EEG [21].

Probablemente, en nuestro hospital, el EEG podría haber ayudado en muchos otros casos. En este sentido, varios estudios señalan la utilidad de esta técnica en caso de aparición aguda/subaguda de síntomas neurológicos para evaluaciones diagnósticas, terapéuticas y pronósticas, siempre que sea médicamente seguro y esté indicado [9,10,21]; por supuesto, considerando el equilibrio riesgo-beneficio para el personal y el paciente.

En cuanto a los hallazgos del EEG, las ondas delta bifrontales se han descrito en algunos estudios [2,22], y las ondas agudas frontales se han descrito incluso como un posible candidato a biomarcador EEG de la encefalopatía aguda por COVID-19 [10,23]. Además, algunos autores han sugerido que la COVID-19 podría disminuir el umbral de crisis [10,15].

Nuestros hallazgos del EEG mostraron principalmente patrones de encefalopatía tóxico-metabólica. Las ondas delta estaban presentes en dos casos, aunque uno de ellos ya las presentaba antes de la COVID-19. No se encontraron ondas agudas frontales, aunque un paciente tenía actividad ictal generalizada.

Por otro lado, un estudio sobre EEG cuantitativo identificó que, en los pacientes con COVID-19, los lóbulos temporales mostraban una distribución diferente para las bandas del EEG y que la conectividad hemisférica era menor [9].

En relación con la maniobra de hiperventilación, no la realizamos. En Italia, se suspendió como técnica estándar de provocación de EEG en 25 centros, 121 la realizaron con mascarilla y 15 la realizaron sin mascarilla. Como el uso de mascarilla aumenta la pCO2, lo que conlleva una vasodilatación cerebral, coincidimos en que la hiperventilación nunca debe ejecutarse con mascarilla y ha de reservarse en este período pandémico sólo para indicaciones clínicas de peso [21].

Además, nuestra serie de casos proporciona un caso de encefalopatía que resultó negativo para la COVID-19 en el líquido cefalorraquídeo, realizado tras la exclusión de otras causas de encefalopatía. Un registro de manifestaciones neurológicas en pacientes con COVID-19 de la Sociedad Española de Neurología registró un positivo de 48 pacientes [4].

Este estudio está limitado por el pequeño número de pacientes y el diseño observacional y retrospectivo. Se necesitan estudios más amplios de hallazgos del EEG en pacientes con manifestaciones neurológicas relacionadas con la COVID-19 para una mejor descripción de los patrones del EEG en esta enfermedad.


En conclusión, el EEG fue de utilidad y facilitó la toma de decisiones en los pacientes con COVID-19 en los que se solicitó. Orientó al diagnóstico en casos en los que la tomografía computarizada no fue contributiva y supuso un cambio en el tratamiento terapéutico en la mayoría de pacientes. Los hallazgos más frecuentes fueron signos de encefalopatía y descargas epileptiformes.

 

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Utility and prognosis value of the electroencephalogram in COVID-19 and encephalopathy: electroencephalographic patterns in a case series

Introduction. The coronavirus disease 2019 (COVID-19) caused a collapse situation in many hospitals around the world. The aim of this study is to analyse the utility of the electroencephalogram (EEG) in the management of the neurological patient during the COVID-19 pandemic.

Patients and methods. The Clinical Neurophysiology Department of the Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla was dissolved due to the hospital collapse situation. Therefore, the EEG was performed exceptionally in those cases with the greatest probability of providing a benefit in its management. We describe seven patients (four in ICU and three hospitalized) diagnosed with COVID-19, who underwent through an EEG.

Results. The EEG showed abnormalities in all cases, including one case of brain death. The EEG resulted in a change in clinical management in four of the patients (57%) and helped the clinician provide information to the family. In the other three cases, a toxic-metabolic origin was suspected before the EEG was performed, so it did not imply a change in the clinical management already proposed, although it facilitated a prognostic orientation. Slow polymorphic waves were evident in five cases. Five patients were unresponsive. Currently, one patient remain hospitalized and four have died.

Conclusions. The EEG was useful and facilitated decision making in COVID-19 patients in whom it was requested. It guided the diagnosis in cases where CT was non-contributory and led to a change in therapeutic management in most patients. The most frequent findings were signs of encephalopathy and epileptiform discharges.

Key words. Coma. Consciousness disorders. COVID-19. Electroencephalography. Encephalopathy. Intensive care units. Neurophysiology. Prognosis.

 

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