Original

Evolución del grado de conocimiento de la enfermedad en pacientes que han sufrido un ictus isquémico

I. Benabdelhak, F. Purroy [REV NEUROL 2021;72:187-194] PMID: 33710608 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7206.2020475 OPEN ACCESS
Volumen 72 | Número 06 | Nº de lecturas del artículo 10.697 | Nº de descargas del PDF 185 | Fecha de publicación del artículo 16/03/2021
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RESUMEN Artículo en español English version
Introducción La demora hasta la demanda de la atención médica en pacientes que sufren un episodio de enfermedad cerebrovascular (ECV) depende, en gran parte, del conocimiento que existe de la enfermedad. Pretendemos estudiar la evolución del conocimiento de los pacientes que ingresaron por un ictus isquémico.

Pacientes y métodos Se utilizó una entrevista estructurada para conocer el grado de conocimiento de la ECV (terminología, factores de riesgo, síntomas y actitud) de los pacientes ingresados por ictus isquémico sin trastorno del lenguaje ni alteración cognitiva en dos períodos de tiempo diferenciados: enero de 2011 y diciembre de 2013 (n = 295), y octubre de 2015 y diciembre de 2016 (n = 325).

Resultados Se observó un mejor conocimiento de la enfermedad a lo largo del tiempo, tanto en el número de términos reconocidos ­–4,1 (desviación estándar: 2) frente a 4,8 (desviación estándar: 1,7); p < 0,001– como en el buen conocimiento de los síntomas (más de tres factores y menos de dos distractores) (56,6 frente a 69,8%; p < 0,001). La proporción de pacientes que llamaron directamente al 112 fue significativamente mayor (17,3 frente a 24,6%; p = 0,003), así como el reconocimiento del término ‘ictus’ (51,9 frente a 74,5%; p < 0,001). No hubo diferencias en el grado de conocimiento de los factores de riesgo. La mejoría en el grado de conocimiento no se tradujo en una disminución en la demora entre el inicio de los síntomas y la llegada al hospital.

Conclusión Pese a la mejoría en el conocimiento de la ECV, todavía se deben hacer esfuerzos para mejorar la actitud frente a la ECV y disminuir la demora hasta la llegada al hospital.
Palabras claveConocimiento de factores de riesgoEducación sanitariaIctusIctus isquémicoReconocimiento del ictusSíntomas de alerta CategoriasPatología vascular
TEXTO COMPLETO (solo disponible en lengua castellana / Only available in Spanish)

Introducción


La enfermedad cerebrovascular (ECV) constituye uno de los principales problemas sociosanitarios en España. Supone una de las principales causas de mortalidad y la primera causa de discapacidad en la edad adulta [1-3]. Se dispone de dos tratamientos con capacidad de cambiar la historia natural de los ictus isquémicos si se aplican durante las primeras horas tras el inicio de los síntomas, que se pueden combinar: el tratamiento fibrinolítico endovenoso y la trombectomía mecánica [4,5]. En ambos tratamientos, el principal factor pronóstico, aparte de la gravedad inicial, es el tiempo desde el inicio de los síntomas y la administración o aplicación de las terapias de revascularización [6,7]. Para evitar el retraso en la atención de estos pacientes es muy importante que la población reconozca los síntomas y sepa qué hacer ante un ictus [8,9]. Pocos estudios se han centrado en el conocimiento de la enfermedad en pacientes que han sobrevivido a un ictus [8,10-12]. Durante la primera década del siglo xxi se realizó un estudio en el área rural dependiente de nuestro centro que, con preocupación, mostró un pobre conocimiento de la ECV. Estudiar el grado de comprensión de la ECV en una población parece clave para diseñar campañas de difusión y educación con la finalidad de mejorar la actuación de los ciudadanos frente al ictus y así reducir las secuelas y los costes derivados de la enfermedad [13,14].

Determinamos la evolución del grado de conocimiento de la ECV entre personas que ingresan por un ictus isquémico.
 

Pacientes y métodos


Desarrollamos un estudio descriptivo observacional en dos fases. En una primera fase se incluyó a todos los pacientes que ingresaron de forma consecutiva con diagnóstico de ictus isquémico en la sección de neurología del Hospital Universitari Arnau de Vilanova de Lleida en el período de tiempo comprendido entre enero de 2011 y diciembre de 2013. La segunda fase comprendió el período de tiempo entre octubre de 2015 y diciembre de 2016.

Se incluyó a pacientes con diagnóstico de ictus isquémico o de ataque isquémico transitorio. Se definió como ictus isquémico la alteración definitiva o transitoria del funcionamiento de una o varias zonas del encéfalo cerebral como consecuencia de un trastorno del aporte sanguíneo cerebral debido a una anomalía de los vasos sanguíneos, (arterias, capilares, venas o senos venosos) o de la cantidad o calidad de la sangre de aportan [15,16]. Se consideró como ataque isquémico transitorio la alteración neurológica transitoria por isquemia cerebral sin evidencia de lesión establecida [17]. Se excluyó a los pacientes con trastornos del lenguaje graves, tanto de expresión como de comprensión, a los que tenían una barrera idiomática que les impidió comprender el castellano o el catalán y a los pacientes con disminución del nivel de consciencia establecida por una puntuación > 0 en las preguntas 1a y 1c de la National Institute of Health Stroke Scale y una puntuación > 1 en la pregunta 1b de dicha escala. También se excluyó a los pacientes con un deterioro cognitivo previo moderado o grave.

Los pacientes incluidos contestaron un cuestionario cerrado descrito previamente por nuestro grupo [18] entre el tercer y el quinto día de ingreso. En dicho cuestionario se preguntó por el conocimiento de la terminología para referirse a la ECV, la fuente de información, el reconocimiento de los factores de riesgo asociados a la ECV, la identificación de signos y síntomas propios de la ECV y la actitud seguida por el paciente ante la enfermedad. Se recogen los siguientes datos generales: edad, sexo, nivel educativo, nivel de independencia previo al ictus y existencia de un familiar o conocido próximo que hubiese padecido un ictus (isquémico o hemorrágico). Igualmente, se registró su demora desde el inicio de los síntomas hasta la llegada al hospital, el método seleccionado para llegar al hospital (112, atención primaria, medios propios…) y la sensación de gravedad, medida por una escala de 1 a 5. También se incluyó información sobre la gravedad inicial del ictus registrando la puntuación en la National Institute of Health Stroke Scale en el momento del ingreso y la puntuación en la escala de Rankin modificada previa.

Se consideró un buen conocimiento de los factores de riesgo asociados a la ECV el reconocimiento de más de tres factores de riesgo y la confusión con menos de dos factores de distracción. En el mismo sentido, se consideró como un conocimiento óptimo de la sintomatología el reconocimiento de más de tres síntomas característicos de ECV con un máximo de un error.

Estudio estadístico


El análisis estadístico de los datos se realizó mediante el programa SPSS v. 20.0 para Mac. Para la comparación entre variables categóricas se utilizó el test χ2 de Pearson y el test exacto de Fisher. La comparación de dos medias se realizó mediante la prueba t de Student. Un nivel de significación de p < 0,05 se consideró estadísticamente significativo en todas las comparaciones.

Aspectos éticos


Todos los participantes fueron informados de las características del estudio, los objetivos y la metodología que se iba a seguir. Se les entregó una hoja de información con todos los datos. Tras una explicación detallada y personalizada, todos los pacientes firmaron la hoja de consentimiento informado. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética e Investigación Clínica del Hospital Universitari Arnau de Vilanova de Lleida. El estudio aplicó las normas de buenas prácticas clínicas y cumplió con la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, que fija los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos.

En cuanto a la preservación y protección de datos personales de los pacientes incluidos, se cumplió con la Ley Orgánica 15/1999, de Protección de Datos de Carácter Personal, y con la Ley 14/2007, de Investigación Biomédica. Se garantizó la confidencialidad individual de los datos de los pacientes, asignando un código a cada paciente en la base de datos.
 

Resultados


Se identificó a 1.564 potenciales pacientes. Finalmente, se incluyó en el estudio a 620 pacientes: 295 en la fase 1 y 325 en la fase 2 (Figura). La edad media fue de 71,1 años (desviación estándar: 12,4) (Tabla I). Hubo un predominio de hombres (380; 61,3%). La mayoría vivía en familia (523; 84,4%). Muy pocos pacientes (35; 5,6%) tenían estudios universitarios. Sólo 187 (30,2%) pertenecían al municipio de Lleida. La sensación de gravedad frente al ictus fue de 2,8 (desviación estándar: 1,3). Sólo 149 (24%) sujetos identificaron que sufrían un ictus. La mayoría llamó primero al médico de atención primaria (247; 39,8%) (Tabla II). La mediana del tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la llegada a urgencias fue de 3,5 horas (intervalo intercuartílico: 1,6-13,6). El término más conocido fue el de embolia (88,1%), seguido por el de derrame cerebral (74,4%). Entre los factores de riesgo de ictus, el más reconocido fue la hipertensión arterial (88,3%), mientras que entre los síntomas lo fueron la dificultad para hablar (89,8%) y la pérdida de fuerza (87,1%), junto con la pérdida de sensibilidad (83,5%). Sólo 149 (24%) sujetos reconocieron que sufrían un ictus.

 

Figura. Pacientes reclutados en la primera y en la segunda fase del estudio.






 

Tabla I. Comparativa de variables demográficas y clínicas entre los pacientes de las dos fases del estudio.

Variable

Fase 1

Fase 2

Total

p

n = 295

n = 325

n = 620


Edad, media (DE) años

70,6 (12,2)

71,5 (12,6)

71,1 (12,4)

0,359


Sexo femenino, n (%)

118 (40)

122 (37,7)

240 (38,8)

0,55


mRs basal, mediana (IIC)

0,2 (0,71)

0,28 (0,71)

0,24 (0,71)

0,164


Entorno familiar, n (%)

    Vive solo

    Vive en familia

    Institucionalizado

    Desconocido


 


38 (12,9)
 

253 (85,8)
 

3 (1)
 

1 (0,3)
 


 

50 (15,4)


270 (83,1)


3 (0,9)


2 (0,6)


 

88 (14,2)


523 (84,4)


6 (1)


3 (0,5)



0,784


Estudios, n (%)

    Ningún estudio

    Primarios

    Secundarios

    Universitarios

    Desconocido



38 (12,9)
 

193 (65,4)
 

47 (15,9)
 

16 (5,4)
 

1 (0,3)



25 (7,7)
 

224 (68,9)
 

55 (16,9)
 

19 (5,8)
 

2 (0,6)



63 (10,2)
 

417 (67,3)
 

102 (16,5)
 

35 (5,6)
 

3 (0,5)


0,312


Conocidos o familiares con ictus, n (%)

    No

    Familiar de primer grado

    Familiar de segundo grado

    Desconocido

 

 

188 (63,7)
 

79 (26,8)
 

25 (8,5)
 

3 (1)

 

 

163 (50,2)
 

130 (40)
 

25 (7,7)
 

7 (2,2)

 

 

351 (56,6)
 

209 (337)
 

50 (8,1)
 

10 (1,6)


 

0,002


Sensación de gravedad, media (DE)

2,8 (1,4)

2,7 (1,2)

2,8 (1,3)

0,379


Residencia en área urbana, n (%)

74 (25,1)

113 (34,8)

187 (30,2)

0,009


DE: desviación estándar; IIC: intervalo intercuartílico; mRS: escala de Rankin modificada.

 

Tabla II. Comparativa de variables relacionadas con el conocimiento y la actitud frente a la enfermedad cerebrovascular entre los pacientes de las dos fases del estudio.
 

Fase 1

Fase 2

Total

p

n = 295

n = 325

n = 620


Términos sugestivos de enfermedad cerebrovascular

    Embolia, n (%)

257 (87,1)

289 (88,9)

546 (88,1)

0,489


    Feridura, n (%)

209 (70,8)

217 (66,8)

426 (68,7)

0,274


    Infarto cerebral, n (%)

169 (57,3)

242 (74,5)

411 (66,3)

<0,001


    Ictus, n (%)

153 (51,9)

242 (74,5)

395 (63,7)

<0,001


    Derrame cerebral, n (%)

207 (70,2)

254 (78,2)

461 (74,4)

0,023


    Trombosis cerebral, n (%)

147 (49,8)

214 (65,8)

361 (58,2)

<0,001


    Accidente cerebrovascular, n (%)

42 (14,2)

71 (21,8)

113 (18,2)

0,011


    AIT, n (%)

6 (2)

5 (1,5)

11 (1,8)

0,169


    Ataque isquémico transitorio, n (%)

18 (6,1)

12 (3,7)

30 (4,8)

0,163


    Número de términos conocidos, n (%)

4,1 (2)

4,8 (1,7)

4,4 (1,9)

<0,001


Factores de riesgo de ictus

    Enfermedades cardíacas, n (%)

197 (67,2)

198 (61,3)

395 (64,1)

0,125


    Hipertensión arterial, n (%)

262 (89,4)

281 (87,3)

543 (88,3)

0,407


    Diabetes mellitus, n (%)

161 (55,1)

174 (53,7)

335 (54,4)

0,721


    Dislipidemia, n (%)

226 (77,1)

226 (69,8)

452 (73,3)

0,039


    Tabaquismo, n (%)

193 (65,9)

235 (72,5)

428 (69,4)

0,073


    Edad > 65 años, n (%)

156 (53,2)

170 (52,5)

326 (52,8)

0,848


Factores incorrectos

    Depresión, n (%)

87 (30,3)

110 (34,1)

197 (32,39)

0,324


    Fiebre, n (%)

75 (25,6)

93 (28,7)

168 (27,2)

0,387


    Restreñimiento, n (%)

41 (14)

33 (10,2)

74 (12)

0,146


    Buen conocimiento de los FRV, n (%)

158 (53,9)

173 (53,4)

331 (53,6)

0,895


Síntomas sugestivos de ictus

    Dificultad para hablar, n (%)

257 (87,1)

300 (92,3)

557 (89,8)

0,1


    Dificultad para entender, n (%)

152 (51,5)

209 (64,3)

361 (58,2)

0,005


    Pérdida de fuerza, n (%)

249 (84,4)

291 (89,5)

540 (87,1)

0,048


    Pérdida de sensibilidad, n (%)

222 (75,3)

296 (91,1)

518 (83,5)

<0,001


    Alteración visual, n (%)

154 (52,2)

208 (64)

362 (58,4)

0,006


    Cefalea intensa, n (%)

158 (53,6)

178 (54,8)

336 (54,2)

0,534


Síntomas incorrectos

    Ahogo, n (%)

71 (24,1)

119 (36,6)

190 (30,6)

0,002


    Fiebre, n (%)

56 (19)

83 (25,5)

139 (22,4)

0,051


    Buen conocimiento de los síntomas

167 (56,6)

227 (69,8)

394 (63,5)

<0,001


Actitud frente al ictus, n (%)

    Llamar al 112

    Ir a urgencias o al hospital

    Llamar al MAP

    Esperar a la familia

    Esperar mejoría

    Ir a su domicilio

    Desconocido

51 (17,3)
 

56 (19)
 

136 (46,1)
 

15 (5,1)
 

35 (11,9)
 

1 (0,3)
 

1 (0,3)

80 (24,6)
 

44 (13,5)
 

111 (34,2)
 

30 (9,2)
 

57 (17,5)
 

2 (0,6)
 

1 (0,3)

131 (21,1)
 

100 (16,1)
 

247 (39,8)
 

45 (7,3)
 

92 (14,8)
 

3 (0,5)
 

2 (0,3)

0,003


Tiempo desde el inicio de los síntomas-llegada al hospital, mediana (IIC)

3,7 (1,7-13,7)

3,4 (1,5-13,6)

3,5 (1,6-13,6)

0,454


Tiempo desde el inicio-llegada < 4,5 horas, n (%)

161 (55,3)

187 (58,1)

348 (56,8)

0,493


Reconocimiento de que sufría un ictus, n (%)

76 (25,8)

73 (22,5)

149 (24)

0,337


FRV: factores de riesgo vascular; IIC: intervalo intercuartílico; MAP: médico de atención primaria.

 

Evolución del conocimiento de la enfermedad


Las cohortes de las dos fases del estudio fueron homogéneas en términos de edad, distribución de sexos, entorno familiar, estudios y sensación de gravedad (Tabla I). Hubo diferencias en la proporción de pacientes procedentes de áreas urbanas. Dicha proporción fue mayor en la fase 2 (25,1 frente a 34,8%; p = 0,009), así como la de pacientes con conocidos o familiares afectos de ictus (26,8 frente a 40%; p = 0,002). El porcentaje de sujetos que reconoció que sufría un ictus fue similar (25,8% frente a 22,5%; p = 0,337). Se observaron diferencias estadísticamente significativas en el número de términos conocidos y el buen conocimiento de los síntomas (Tabla II). El conocimiento de términos como ‘ictus’ o ‘infarto cerebral’ disfrutó de una significativa mejoría en la fase 2. En cambio, el buen conocimiento de los factores de riesgo para la ECV fue similar. Se observaron cambios significativos en la actitud frente al ictus. En concreto, la proporción de pacientes que llamaron al 112 fue mayor en la segunda fase (17,3% frente a 24,6%). El tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la llegada al hospital fue similar en las dos fases.

Variables relacionadas con el buen conocimiento de los factores de riesgo y de los síntomas


Únicamente el nivel de estudios de los sujetos se relacionó con el buen conocimiento de los síntomas (Tabla III). Así, el 74,3% de los sujetos con estudios universitarios y el 74,5% de los sujetos con estudios secundarios tuvieron un buen conocimiento de los síntomas. Igualmente, los sujetos pertenecientes a la segunda fase del estudio tuvieron un mejor conocimiento de los síntomas de la enfermedad. También los pacientes que reconocieron que sufrían un ictus demostraron un mejor conocimiento de la sintomatología. Finalmente, el número de términos reconocidos se asoció a un buen conocimiento, tanto de los factores de riesgo como de la sintomatología. Los sujetos con buen conocimiento de la sintomatología tuvieron un buen conocimiento de los factores de riesgo.

 

Tabla III. Variables asociadas al buen conocimiento de la enfermedad cerebrovascular.

Variable

Buen conocimiento de los FRV

Buen conocimiento de los síntomas

No (n = 289)

Sí (n = 331)

p

No (n = 226)

Sí (n = 394)

p


Edad, media (DE)

71,3 (12)

69,7 (12,3)

0,105

71,4 (11,2)

70,0 (12,7)

0,146


Sexo femenino, n (%)

120 (41,5)

120 (36,4)

0,189

75 (33,2)

165 (41,9)

0,072


mRS basal, media (DE)

0,28 (0,73)

0,21 (0,69)

0,211

0,24 (0,69)

0,24 (0,7)

0,957


Entorno familiar, n (%)

    Vive solo

    Vive en familia

    Institucionalizado

    Desconocido


 

44 (15,2)
 

241 (83,4)
 

3 (1)
 

1 (0,3)


 

44 (13,3)
 

282 (85,2)
 

3 (0,9)
 

2 (0,6)


 

0,872

 

 

38 (16,8)
 

185 (81,9)
 

1 (0,4)
 

2 (0,9)

 

 

50 (12,7)
 

338 (85,8)
 

5 (1,3)
 

1 (0,3)


 

0,243


Estudios, n (%)

    Ningún estudio

    Primarios

    Secundarios

    Universitarios

    Desconocido

 

32 (11,1)
 

200 (69,2)
 

43 (14,9)
 

13 (4,5)
 

1 (0,3)

 

31 (9,4)
 

217 (65,6)
 

59 (17,8)
 

22 (6,6)
 

2 (0,6)


 

0,552

 

29 (12,8)
 

160 (70,8)
 

26 (11,5)
 

9 (4)
 

2 (0,9)

 

34 (8,6)
 

257 (65,2)
 

76 (19,3)
 

26 (6,6)
 

1 (0,3)


 

0,023


Conocidos o familiares con ictus, n (%)

    No

    Familiar de primer grado

    Familiar de segundo grado

    Desconocido

 

169 (58,5)
 

98 (33,9)
 

17 (5,9)
 

5 (1,7)

 

182 (55)
 

111 (33,5)
 

33 (10)
 

5 (1,5)

 

0,31

 

137 (60,6)
 

70 (31)
 

14 (6,2)
 

5 (2,2)

 

214 (54,3)
 

139 (35,3)
 

36 (9,1)
 

5 (1,3)

 

0,248


Fase 2, n (%)

152 (52,6)

173 (52,3)

0,935

98 (43,4)

227 (57,6)

0,001


Sensación de gravedad, n (%)

2,7 (1,3)

2,9 (1,3)

0,141

2,7 (1,3)

2,8 (1,3)

0,268


Número de términos reconocidos, media (DE)

4,1 (1,9)

4,8 (1,8)

<0,001

3,9 (2)

4,8 (1,7)

<0,001


Buen conocimiento de los FRV, n (%)




95 (42,6)

236 (59,9)

<0,001


Buen conocimiento de la sintomatología, n (%)

158 (55,2)

236 (71,3)

<0,001





Actitud frente al ictus, n (%)

    Llamar al 112

    Ir a urgencias o al hospital

    Llamar al MAP

    Esperar a la familia

    Esperar mejoría

    Ir a su domicilio

    Desconocido

 


66 (23,1)
 

44 (15,4)
 

106 (37,1)
 

20 (7)
 

47 (16,4)
 

2 (0,7)
 

1(0,3)

 


65 (19,6)
 

55 (16,6)
 

139 (42)
 

25 (7,6)
 

45 (13,6)
 

1 (0,3)
 

1 (0,3)


 

0,765

 


47 (20,8)
 

34 (15)
 

93 (41,2)
 

18 (8)
 

32 (14,2)
 

0 (0)
 

2 (0,9)

 


84 (21,3)
 

66 (16,8)
 

154 (39,1)
 

27 (6,9)
 

60 (15,2)
 

3 (0,8)
 

0 (0)


 

0,424


Residencia en Lleida, n (%)

88 (30,8)

98 (29,6)

0,754

62 (27,4)

125 (31,7)

0,262


Reconocimiento de que sufría un ictus, n (%)

65 (22,7)

84 (25,4)

0,452

37 (16,4)

112 (28,4)

0,001


DE: desviación estándar; FRV: factores de riesgo vascular; MAP: médico de atención primaria; mRS: escala de Rankin modificada.

 

Variables asociadas con la llegada precoz al hospital


La mayoría de los pacientes llegó a hospital dentro de las 4,5 horas tras el inicio de los síntomas (348; 56,8%) (Tabla IV). La mayor edad, el sexo femenino y la sensación de gravedad se asociaron a un tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la llegada al hospital menor de 4,5 horas. También la actitud frente al ictus influyó en la demora en la llegada del paciente. El 81,3% de los sujetos que optaron por llamar al 112 llegó dentro de las primeras 4,5 horas. El conocimiento de la enfermedad influyó en la llegada precoz al hospital. Así, el número de términos reconocidos se relacionó significativamente con el tiempo. También se observó una asociación entre el buen conocimiento de los factores de riesgo y la demora en la llegada, no así con el buen conocimiento de la sintomatología. Finalmente, el hecho de reconocer que se sufría un ictus también se asoció a una menor demora, aunque la asociación no llegó a ser estadísticamente significativa. Sin embargo, los pacientes de la fase 2, pese a tener mejor conocimiento de la ECV, no tuvieron tiempos desde el inicio hasta la llegada al hospital significativamente inferiores.

 

Tabla IV. Variables asociadas con la llegada precoz al hospital.
 

Tiempo desde el inicio-llegada > 4,5 horas

Tiempo desde el inicio-llegada ≤ 4,5 horas

Total

p

n = 265

n = 348

n = 613

 

Edad, media (DE)

68,7 (13,2)

72 (11)

70,6 (12,1)

0,001


Sexo femenino, n (%)

88 (33,2)

148 (42,5)

236 (38,5)

0,04


mRS basal, media (DE)

0,26 (0,72)

0,22 (0,66)

0,24 (0,69)

0,457


Entorno familiar, n (%)

    Vive solo

    Vive en familia

    Institucionalizado

    Desconocido


38 (14,3)
 

225 (84,9)
 

2 (0,8)
 

0 (0)


48 (13,8)
 

294 (84,5)
 

3 (0,9)
 

3 (0,9)


86 (14)
 

519 (84,7)
 

5 (0,8)
 

3 (0,5)


0,505


Estudios, n (%)

    Ningún estudio

    Primarios

    Secundarios

    Universitarios

    Desconocido


26 (9,8)
 

184 (69,4)
 

40 (15,1)
 

15 (5,7)
 

0 (0)


35 (10,1)
 

231 (66,4)
 

61 (17,5)
 

18 (5,2)
 

3 (0,9)


61 (10)
 

415 (67,7)
 

101 (16,5)
 

33 (5,4)
 

3 (0,5)


0,54


Conocidos o familiares con ictus, n (%)

    No

    Familiar de primer grado

    Familiar de segundo grado

    Desconocido


160 (60,4)
 

79 (29,8)
 

21 (7,9)
 

5 (1,9)


185 (53,2)
 

129 (37,1)
 

29 (8,3)
 

5 (1,4)


354 (56,3)
 

208 (33,9)
 

50 (8,2)
 

10 (1,6)

0,267


Fase 2, n (%)

135 (50,9)

187 (53,7)

322 (52,5)

0,493


Sensación de gravedad, media (DE)

2,6 (1,3)

2,9 (1,3)

2,8 (1,3)

0,002


Número de términos reconocidos, n (%)

4,2 (1,9)

4,6 (1,8)

4,5 (1,9)

0,007


Buen conocimiento de los FRV, n (%)

131 (49,6)

196 (56,6)

327 (53,6)

0,085


Buen conocimiento de la sintomatología, n (%)

163 (61,5)

227 (65,2)

390 (63,6)

0,343


Actitud frente al ictus, n (%)

   Llamar al 112

   Ir a urgencias o al hospital

   Llamar al MAP

   Esperar a la familia

   Esperar mejoría

   Ir a su domicilio

   Desconocido


 

24 (9,1)
 

39 (14,7)
 

100 (37,7)
 

16 (6)
 

83 (31,3)
 

3 (1,1)
 

0 (0)


 

104 (29,9)
 

59 (17)
 

146 (42)
 

29 (8,3)
 

8 (2,3)
 

0 (0)
 

2 (0,6)


 

128 (20,9)
 

98 (16)
 

246 (40,1)
 

45 (7,3)
 

91 (14,8)
 

3 (0,5)
 

2 (0,3)


 

<0,001


Residencia en Lleida, n (%)

77 (29,1)

105 (30,2)

182 (29,7)

0,789


Reconocimiento de que sufría un ictus, n (%)

54 (20,4)

93 (26,7)

147 (24)

0,068


DE: desviación estándar; FRV: factores de riesgo vascular; MAP: médico de atención primaria; mRS: escala de Rankin modificada.

 

 

Discusión


Desarrollamos un estudio en el que analizamos la evolución del conocimiento de la ECV en los últimos años. Comparamos dos fases separadas por cinco años. Observamos una mejoría en el conocimiento de los términos para referirnos a la enfermedad, especialmente el término ictus, y los síntomas sugestivos de la enfermedad. En cambio, no observamos una mejoría en el conocimiento de los factores de riesgo para el desarrollo de la ECV. La mejoría en el conocimiento no se tradujo en una disminución significativa de la demora en la llegada al hospital. El porcentaje de pacientes que llamó al 112 o acudió por medios propios al hospital fue inferior a lo esperado.

El mejor conocimiento de la enfermedad con el tiempo se podría explicar por las acciones que se han realizado durante este período de tiempo, como el desarrollo de actividades el día del mundial del ictus, las entrevistas a miembros de la unidad de ictus en los periódicos y la televisión local, y el desarrollo de actividades divulgativas por parte de la asociación de enfermos de ictus de Lleida y por parte del Pla Director de la Malaltia Vascular Cerebral de la Generalitat de Catalunya. También puede haber tenido un papel protagonista el desarrollo de un programa de la Marató de TV3 sobre la enfermedad. Como curiosidad, la cohorte de sujetos de la fase 2 tenía más familiares directos afectos de ictus y también había una mayor proporción de sujetos que vivían en Lleida. Sin embargo, cuando analizamos las variables asociadas a buen conocimiento de la enfermedad, ninguno de los dos aspectos tuvo una influencia directa. Globalmente, el grado de conocimiento observado en ambas cohortes fue mejor que el obtenido en nuestra experiencia previa publicada en 2009 sobre una cohorte de sujetos no afectos de ictus de población rural [18]. En aquella publicación, por ejemplo, sólo el 26,7% de los entrevistados reconoció el término de ictus, y la mayoría, casi siete de cada 10, llamaría primero a su médico de cabecera. El conocimiento de los factores de riesgo y los síntomas también fue mucho menor.

No existen demasiadas experiencias sobre el análisis de conocimiento de la enfermedad y el comportamiento de los pacientes que han sufrido un ictus. La mayoría de los estudios se centra en la población que nunca ha sufrido un ictus [8]. En experiencias previas, el conocimiento de la sintomatología entre supervivientes de ictus entrevistados durante las primeras 72 horas tras el inicio de los síntomas, como nuestro estudio, fue mucho menor que en el nuestro [19]. Se ha llegado a observar que menos de dos de cada cinco pacientes reconocen algún síntoma y que sólo uno de cada cinco reconoce más de tres síntomas [20].

Resulta preocupante la nula relación observada entre el conocimiento de la enfermedad y la actitud frente a ella. El buen conocimiento de los síntomas o hasta el propio reconocimiento de que se está sufriendo un ictus no se traduce con una buena actitud, definida como la llamada al 112 o el traslado por medios propios del paciente. Esta situación nos ha de permitir diseñar mejor las campañas de información [21] o las estrategias de información durante la estancia de los pacientes en el hospital [13]. Este aspecto es realmente importante, más aún cuando, en nuestras cohortes, la llamada al 112, junto con la sensación de gravedad y el reconocimiento de que el paciente sufría un ictus, se ha asociado a una menor demora en la llegada al hospital.

Una de las principales limitaciones de este estudio es que no se podrá incluir a los pacientes con alteraciones del lenguaje derivadas del ictus. De esta forma, es posible que no podamos tener información de los pacientes que han tenido peor evolución. Por otro lado, al tratarse de un estudio limitado a un centro, es posible que nuestros resultados no se puedan extrapolar a otros territorios. Además, para intentar facilitar el estudio estadístico de los datos obtenidos, hemos utilizado definiciones sobre el buen conocimiento de los síntomas y de los factores de riesgo que podrían alterar los resultados. Hemos considerado como buen conocimiento el hecho de reconocer más de tres términos y menos de dos distractores. De incrementar el número de términos correctos, los resultados sobre el conocimiento en nuestra cohorte hubiesen sido mucho peores. Finalmente, el momento de realizar la entrevista, durante la fase aguda del ictus, también podría haber interferido en los resultados.


En conclusión, el grado de conocimiento de la enfermedad parece haber mejorado en el tiempo en nuestra región; sin embargo, existe un margen de mejora importante en la actitud frente al ictus. Las nuevas campañas informativas deben aclarar la importancia de la llamada al 112 para reducir la demora de la llegada al hospital.

 

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 20.  Slark J, Bentley P, Majeed A, Sharma P. Awareness of stroke symptomatology and cardiovascular risk factors amongst stroke survivors. J Stroke Cerebrovasc Dis 2012; 21: 358-62.

 21.  Hickey A, Mellon L, Williams D, Shelley E, Conroy RM. Does stroke health promotion increase awareness of appropriate behavioural response? Impact of the face, arm, speech and time (FAST) campaign on population knowledge of stroke risk factors, warning signs and emergency response. Eur Stroke J 2018; 3: 117-25.

 

Evolution of the degree of disease knowledge in subjects who have suffered an ischaemic stroke

Introduction. The delay in seeking medical care in patients who suffer a cerebrovascular disease (CVD) event depends, largely, on knowledge of the disease. Our aim is to study the evolution of the knowledge of patients admitted to hospital due to an ischaemic stroke.

Patients and methods. A structured interview was used to determine the level of knowledge of CVD (terminology, risk factors, symptoms and attitude) of patients admitted due to an ischaemic stroke without language impairment or cognitive impairment in two distinct time periods: January 2011 and December 2013 (n = 295), and October 2015 and December 2016 (n = 325).

Results. Better knowledge of the disease was observed over time, both in the number of terms recognised – 4.1 (standard deviation: 2) vs. 4.8 (standard deviation: 1.7); p < 0.001 – and in a good knowledge of symptoms (more than three factors and less than two distractors) (56.6 vs. 69.8%; p < 0.001). The proportion of patients who called the emergency services directly was significantly higher (17.3 vs. 24.6%; p = 0.003), as was the recognition of the term ‘stroke’ (51.9 vs. 74.5%; p < 0.001). There was no difference in the degree of knowledge of risk factors. Improvement in knowledge did not translate into a decrease in the delay between symptom onset and arrival at the hospital.

Conclusion. Despite improved knowledge of CVD, further efforts still need to be made to improve attitudes towards CVD and reduce the delay prior to hospital arrival.

Key words. Health education. Ischaemic stroke. Knowledge of risk factors. Recognition of stroke. Stroke. Warning symptoms.

 

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