Original

Infección del sistema nervioso central por el virus de Epstein-Barr: manifestaciones clínicas y pronóstico

E. Lagarejos-González, R. Gilarranz-Luengo, F.J. Chamizo-López, S. Díaz-Nicolás, G. Redondo-Betancor, M.J. Pena-López [REV NEUROL 2022;74:48-54] PMID: 35014019 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7402.2021406 OPEN ACCESS
Volumen 74 | Número 02 | Nº de lecturas del artículo 25.705 | Nº de descargas del PDF 300 | Fecha de publicación del artículo 16/01/2022
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RESUMEN Artículo en español English version
Introducción El papel del virus de Epstein-Barr (VEB) en las infecciones del sistema nervioso central no siempre está claro. Nuestro objetivo fue describir las manifestaciones clínicas y la evolución de los pacientes con detección del VEB en el líquido cefalorraquídeo (LCR).

Pacientes y métodos Se revisaron las historias clínicas de todos los pacientes adultos con detección del VEB en el LCR por reacción en cadena de la polimerasa diagnosticados desde 2004 hasta 2020 sin enfermedad linfoproliferativa.

Resultados Se diagnosticó a 27 pacientes, 22 (81,5%) hombres, con una mediana de 54 años; 23 (82,1%) pacientes eran inmunodeprimidos, 16 positivos para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). En 15 (55,6%) pacientes, el VEB se detectó en coinfección con otro microorganismo, y en 12, como único patógeno. De los 12 pacientes, tres (25%) eran inmunocompetentes, uno presentó un síndrome de Guillain-Barré, otro una encefalitis diseminada multifásica y otro una meningitis linfocitaria; y nueve (75%) inmunodeprimidos, de los que cuatro presentaron encefalitis que se resolvieron sin secuelas, y cuatro encefalopatía, dos de ellos positivos para el VIH, que presentaron secuelas (deterioro cognitivo moderado).

Conclusiones En nuestro estudio, el VEB produjo cuadros de encefalitis, meningitis, polirradiculomielitis y SGB, principalmente en inmunodeprimidos. En más de la mitad de los casos se asocia a otros patógenos, en donde el papel del VEB no está claro. En inmunocompetentes, las infecciones pueden ser graves y dejar secuelas, y en pacientes con VIH con encefalopatía sin encefalitis, el daño neurológico podría ser mayor, por lo que consideramos de interés realizar estudios que evalúen el pronóstico y el papel de los antivirales en la evolución de estos cuadros clínicos.
Palabras claveEncefalitisLíquido cefalorraquídeoMeningitisPolirradiculomielitisReacción en cadena de la polimerasavirus de Epstein-Barr CategoriasInfecciones
TEXTO COMPLETO (solo disponible en lengua castellana / Only available in Spanish)

Introducción


El virus de Epstein Barr (VEB) produce diferentes síndromes linfoproliferativos que afectan al sistema nervioso central, en los que el virus se puede detectar en el líquido cefalorraquídeo (LCR) [1,2]. En pacientes sin enfermedad linfoproliferativa, el significado clínico de la detección del virus en el LCR es, en muchos casos, difícil de valorar. El VEB se ha descrito como una causa de encefalitis y meningitis tanto en pacientes inmunocompetentes como en inmunodeprimidos [3-7]; además, se han descrito casos de ataxia cerebelosa, encefalomielitis aguda diseminada, mielitis y romboencefalitis [8-11]. Sin embargo, no está clara la necesidad de instaurar un tratamiento antiviral específico. Actualmente no existen fármacos aprobados para el tratamiento específico del VEB, si bien algunos antivirales, como el ganciclovir o el aciclovir, tienen actividad in vitro, y la evolución favorable de algunos cuadros clínicos se ha asociado a su uso [12-14]. Por otra parte, en numerosas ocasiones, se detecta en infecciones mixtas junto con otros microorganismos con un papel patógeno establecido, en donde el valor del VEB es incierto [15].

Con el objetivo de tener un mayor conocimiento acerca del papel del VEB en la infección del sistema nervioso central, el espectro de manifestaciones clínicas en las que puede estar implicado, así como su valor clínico y pronóstico, hemos realizado un estudio en el que se ha incluido a todos los pacientes en los que se ha detectado el VEB en el LCR y que no hayan desarrollado un síndrome linfoproliferativo que afecta al sistema nervioso central.
 

Pacientes y métodos


Se realizó un estudio clínico-epidemiológico descriptivo de los 27 pacientes en los que se detectó el virus entre enero de 2004 y diciembre de 2020 y que no presentaron un síndrome linfoproliferativo que afecta al sistema nervioso central. Todos los pacientes mayores de 14 años a los que se les realizó una punción lumbar como parte de su procedimiento diagnóstico, en un hospital que atiende a una población de 340.000 personas, y en los que se detectó el VEB en el LCR, fueron incluidos en el estudio. Por protocolo, a todos los pacientes inmunodeprimidos y a los pacientes inmunocompetentes con alteraciones licuorales (leucocitos > 5/mm3, proteínas > 45 mg/dL) y síntomas o signos neurológicos se les realizó la detección del VEB en el LCR, salvo que se obtuviera un diagnóstico etiológico en las primeras horas de extracción de la muestra.

Se recogieron retrospectivamente desde la historia clínica los datos demográficos (edad y sexo), la enfermedad de base, los factores predisponentes, las manifestaciones clínicas, las alteraciones analíticas, las pruebas de neuroimagen, el tratamiento y la evolución.

El estudio del LCR incluyó la citología, la determinación de la concentración de glucosa y proteínas, la detección de enterovirus y herpesvirus (virus del herpes simple 1 y 2, virus de la varicela-zóster, citomegalovirus, VEB y virus del herpes humano de tipo 6) por técnica de amplificación genómica (reacción en cadena de la polimerasa; PCR) y el cultivo convencional para diagnóstico de bacterias y hongos. Además, en los pacientes con serología luética positiva, se realizó detección de Venereal Disease Research Laboratory en el LCR. En los pacientes inmunodeprimidos se incluyó, en función de las características clínicas y epidemiológicas, la detección de antígenos de Cryptococcus neoformans, el cultivo de micobacterias, y la detección de Toxoplasma gondii y de poliomavirus JC. En pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se determinó la carga vírica en el LCR. La detección molecular del VEB se realizó mediante PCR cualitativa (CLART®ENTHERPEX-Genomica) previa extracción del ADN (NucliSENS®easyMAG-BioMérieux). A partir de 2014, los resultados positivos se confirmaron mediante la detección de la carga viral por PCR (SmartEBV-Cepheid o EBV ELITe MGB- ELITech Group Molecular Diagnostic).

La meningitis se definió como la presencia de signos o síntomas asociados a inflamación meníngea (fiebre > 38 °C, cefalea, náuseas/vómitos, fotofobia y rigidez nucal) y pleocitosis, sin evidencia de afectación del parénquima cerebral. La encefalitis se definió como la evidencia de encefalopatía (alteración del nivel de conciencia, crisis epiléptica o signos neurológicos focales) con más de uno de los siguientes síntomas: fiebre, pleocitosis y/o hallazgos en las pruebas de neuroimagen compatibles.

Para el análisis estadístico de los resultados, las variables cualitativas se expresaron en valores absolutos y porcentaje, y para las variables cuantitativas se utilizó la media o la mediana.

El estudio fue aprobado por el comité ético del hospital (Código CEIm: 2021-140-1).
 

Resultados


Se incluyeron en el estudio 27 pacientes, 22 (81,5%) fueron hombres y la mediana de edad fue de 54 (intervalo, 17-88) años. Veintitrés (82,1%) pacientes eran inmunodeprimidos: 16 (69,6%) positivos para el VIH (10 con menos de 200 linfocitos CD4/mm3), cuatro trasplantados renales, dos recibían tratamiento crónico con corticoides (uno por un lupus eritematoso sistémico y otro por una aplasia pura) y uno estaba en tratamiento prolongado con infliximab.

De los 27 pacientes, en 15 (55,6%) se detectó en coinfección con otro microorganismo: en tres, Toxoplasma gondii (dos pacientes presentaron una toxoplasmosis cerebral y otro una radiculitis); en tres, Treponema pallidum (dos neurosífilis y una coriorretinitis); tres pacientes tuvieron una meningoencefalitis por Cryptococcus neoformans; dos, Mycobacterium tuberculosis (uno de ellos con una infección diseminada y otro con un absceso cerebral); dos tuvieron una meningoencefalitis por el virus de la varicela-zóster (VVZ); uno por Listeria monocytogenes; y otro por Streptococcus pneumoniae. Todos los pacientes, excepto uno con una meningoencefalitis por el virus de la varicela-zóster, fueron inmunodeprimidos (nueve positivos para el VIH, dos trasplantados renales, dos pacientes con tratamiento con corticoides y un paciente con tratamiento prolongado con infliximab).

En 12 (44,4%) pacientes, el VEB se detectó como único patógeno. En la tabla I se muestran sus características clínico-epidemiológicas. La mediana de edad en estos pacientes fue 54 (rango, 17-85) años, ocho (66,6%) eran hombres y nueve (75%) inmunodeprimidos (siete positivos para el VIH y dos trasplantados renales). De los 12 pacientes, nueve (75%) tuvieron afectación encefálica, en un caso asociada a una polirradiculomielitis. Un paciente presentó un síndrome de Guillain-Barré. Dos pacientes fallecieron por causas no relacionadas con la afectación neurológica y cuatro (40%) de los 10 pacientes que sobrevivieron al año presentaron secuelas. De los tres pacientes inmunocompetentes, uno presentó un síndrome de Guillain-Barré; otro, una meningitis linfocitaria autolimitada sin secuelas; y otro, una encefalitis diseminada multifásica, que recibió tratamiento con aciclovir y presentó una epilepsia sintomática como secuela. De los dos pacientes trasplantados renales, uno de ellos presentó una encefalitis que fue tratada con ganciclovir y resolvió el cuadro clínico sin secuelas. De los siete pacientes positivos para el VIH, seis presentaron afectación encefálica, tres de ellos tuvieron una encefalitis que resolvieron sin secuelas y otros tres una encefalopatía, sin evidencia de encefalitis, dos de los cuales presentaron un deterioro cognitivo moderado como secuela. De los cuatro pacientes con encefalitis, sólo uno (paciente 7) presentó en la resonancia magnética lesiones características compatibles con una infección vírica. En la tabla II se muestran los resultados de las pruebas microbiológicas realizadas a esos 12 pacientes, cuatro de los cuales tuvieron más de una muestra positiva para el VEB, y en seis pacientes la PCR fue confirmada por dos pruebas diferentes. En ningún caso se documentó infección primaria reciente, ya que todos los pacientes presentaban un perfil serológico de infección pasada (IgM VCA-negativa e IgG EBNA-positivo).

 

Tabla I. Características clinicoepidemiológicas de los pacientes con infección por el VEB como único patógeno detectado.

Caso

Edad
(años)

Sexo

Diagnóstico clínico

Condición
de base

Manifestaciones clínicas

Células en el LCR/mm3 (%L)

Proteínas

(mg/dL)
en el LCR

Pruebas de imagen

Tratamiento

Secuelas neurológicas al año

1

75

H

SGB

Ninguna

Paresia facial periférica izquierda + paraparesia de los MMII arrefléctica

105 (98)

45

Leucoaraiosis en grado avanzado

ACV

Inmuno­globulinas

Paraparesia leve de los MMII

2

17

M

Meningitis

Ninguna

F + C + V + RN + Signo de Brudzinski (+)

210 (99)

75

Sin hallazgos patológicos

Ninguno

Ninguna

3

20

H

Encefalitis diseminada multifásica

Ninguna

C + V + crisis epilépticas + cuadrantanopsia izquierda + visión borrosa

347 (72)

56

Múltiples lesiones sugestivas de inflamación aguda en el lóbulo temporal derecho

ACV

Corticoides

Epilepsia sintomática

4

54

M

Encefalitis

TXR

F + C + V + deterioro cognitivo (desorientación) + parálisis facial central derecha

80 (100)

156

Lesión hipodensa frontal derecha

GCV

Ninguna

5

85

H

Encefalopatía

TXR

F + somnolencia + alteración de la conducta (alucinaciones, agitación)

0

30

Atrofia cortical con afectación de la sustancia blanca

ACV

Fallecimiento no relacionado

6

68

M

Encefalitis + Polirradiculo­mielitis

VIH

16 CD4

F + C + V + somnolencia + deterioro cognitivo (desorientación temporoespacial, pérdida de memoria) + debilidad de los MMII

6

47

Atrofia cortical

TAR

Ninguna

7

25

H

Encefalitis

VIH

489 CD4

C + somnolencia + convulsiones

47 (78)

93

Lesiones en los lóbulos frontales, temporales y parietales, afectación de la sustancia blanca

TAR

Ninguna

8

72

H

Encefalitis

VIH

407 CD4

F + C + V + RN + SCA + somnolencia + alteración de la conducta (delirios, agitación) + síndrome hemimotor izquierdo

64 (97)

327

Pequeñas lesiones hipodensas en la corona radiata izquierda y la cápsula externa derecha inespecíficas (posible origen vascular)

TAR

Ninguna

9

54

M

Encefalopatía

VIH

7 CD4

Alteración de la conducta (alucinaciones) + deterioro cognitivo (pérdida de memoria) + paraparesia

2

77

Atrofia cortical con afectación de la sustancia blanca

TAR

Deterioro cognitivo moderado

10

54

H

Encefalopatía

VIH

126 CD4

C + somnolencia + alteración de la conducta (alucinaciones)

3

36

Atrofia cortical

TAR

Deterioro cognitivo moderado

11

50

H

Encefalopatía

VIH

457 CD4

Convulsiones + deterioro cognitivo (desorientación)

4

23

Sin hallazgos patológicos

Ninguno

Facellimiento no relacionado

12

54

H

Ictus

VIH

287 CD4

Hemiparesia derecha + ligera claudicación derecha

6

63

Lesiones en la corona radiata de ambos hemisferios, troncoencéfalo y cerebelo que afecta a la sustancia blanca y a los ganglios basales (leucoence­falopatía vascular)

TAR

Ninguna


%L: % de linfocitos; ACV: aciclovir; C: cefalea; F: fiebre; GCV: ganciclovir; H: hombre; LCR: líquido cefalorraquídeo; M: mujer; MMII: miembros inferiores; RN: rigidez de nuca; SCA: síndrome confusional agudo; SGB: síndrome de Guillain-Barré; TAR: Tratamiento antirretroviral; TXR: trasplante renal; V: vómitos; VEB: virus de Epstein-Barr; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.

 

Tabla II. Resultados de las pruebas diagnósticas en el LCR de los pacientes con infección por VEB como único patógeno detectado.

Caso

CV del VIH cop/ml LCR
(plasma)

Nº de muestras de LCR positivas
(CV VEB cop/ml)

PCR Toxoplasma gondii

PCR virus JC

Cultivo aerobio/ hongos

Cultivo micobacterias

Detección de antígeno Criptococcus neoformas

VDRL

1

NR

1

(582)

NR

NR

NEG

NR

NR

NR

2

NR

1

(938)

NR

NR

NEG

NEG

NR

NR

3

NR

1

NR

NR

NEG

NR

NR

NEG

4

NR

3

NR

NR

NEG

NEG

NEG

NEG

5

NR

1

(250)

NEG

NR

NEG

NEG

NEG

NEG

6

32.000

(2.010.000)

3

NR

NR

NEG

NEG

NEG

NEG

7

3.100

(128)

1

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

8

27.282

(2.502.140)

1

(1.047)

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

9

118.000

(341.770)

2

(4.343)

NR

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

10

NR

(257.000)

1

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

11

NR

1

(189)

NR

NR

NEG

NEG

NEG

NEG

12

11.800

(22.700)

2

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG

NEG


CV: carga viral; LCR: líquido cefalorraquídeo; NEG: negativo; NR: no realizado; VDRL: Venereal Disease Research Laboratory; VEB: virus de Epstein-Barr; VIH: virus de la inmunodeficiencia adquirida.

 

El recuento medio de leucocitos en el LCR en los pacientes en que sólo se detectó VEB fue de 72,8 células/mm3 (rango, 0-347), y la carga viral media en los seis pacientes en que se realizó fue 1.224 (rango, 189-4.343) copias/mL; mientras que, en los pacientes con una infección mixta, el recuento medio de leucocitos en el LCR fue de 223 células/mm3 (rango, 4-935) y la carga viral media en los ocho pacientes en que se realizó fue de 42.743 (rango, 233-250.000) copias/mL.
 

Discusión


La infección por el VEB se asocia a un amplio espectro de síndromes clínicos que abarcan desde una mononucleosis infecciosa, como manifestación más frecuente de una infección primaria, hasta diferentes enfermedades linfoproliferativas, desencadenadas principalmente por la reactivación vírica, en las que el virus puede afectar a múltiples órganos, como al sistema nervioso central. Además, el VEB se ha descrito como causa de encefalitis y meningitis no sólo en pacientes inmunodeprimidos, sino también en inmunocompetentes; sin embargo, con frecuencia, el VEB no se investiga en población inmunocompetente, por lo que la mayor parte de los estudios de afectación neurológica se han focalizado en los pacientes inmunodeprimidos y en la población pediátrica, donde suele aparecer como complicación de un síndrome de mononucleosis [16].

En nuestro estudio, describimos las características clínicas de 27 pacientes adultos con infección neurológica por el VEB no asociada al desarrollo de síndromes linfoproliferativos que afectan al sistema nervioso central, en la cual el 82,1% de los pacientes eran inmunodeprimidos, principalmente positivos para el VIH, y en el 55,6% de los casos se detectó en coinfección con otros patógenos. El 75% de los pacientes en los que se detectó como único patógeno (el 25% de los cuales eran inmunocompetentes) presentó afectación encefálica, en un caso acompañada de una polirradiculomielitis. Además, un paciente presentó un síndrome de Guillain-Barré, síndrome con el que el VEB se ha asociado en algunos casos [17].

La coinfección con otros microorganismos se ha estimado entre un 25 y un 28% [15]; sin embargo, en nuestro estudio, este porcentaje se duplica; esto podría explicarse por el hecho de haber realizado una búsqueda exhaustiva de un amplio número de patógenos, lo que llevaría a un mayor rendimiento diagnóstico. No obstante, este porcentaje de coinfección podría ser aún mayor si se investigara en pacientes con un diagnóstico etiológico de meningitis bacteriana o encefalitis herpética, en donde el VEB no se suele incluir en el estudio rutinario. En algún estudio se ha sugerido que el pronóstico de los pacientes coinfectados podría ser peor [18,19], por lo que creemos que podría ser interesante investigar la presencia del VEB en el LCR en todos los casos de infección, independientemente de si se ha detectado otro patógeno, para poder analizar si es un factor de peor evolución y si esta evolución podría estar relacionada con el nivel de carga vírica. Debido a que el VEB establece latencia en los linfocitos B maduros en reposo, pero no en otras células no linfoides ni en las neuronas, la reactivación del virus puede ocurrir en cualquier órgano o tejido corporal y, a partir de ahí, extenderse al sistema nervioso central o bien reactivarse en el LCR. En nuestro estudio, los pacientes con infecciones mixtas presentaron mayor recuento de linfocitos en el LCR que cuando se detectó como único patógeno, y paralelamente la carga viral del VEB también fue mayor. Es posible que la pleocitosis que se produce en las infecciones neurológicas favorezca la reactivación del virus en el LCR y, consecuentemente, se detecte una mayor carga vírica. Debido a que la mayoría de los pacientes fueron inmunodeprimidos, no se puede descartar que niveles elevados de carga vírica pudieran estar relacionados con el estado de inmunodepresión. Debido a la diversidad de los microorganismos acompañantes y a que no se ha realizado la búsqueda en todos los pacientes con otras infecciones diagnosticadas, el análisis del papel del VEB en los pacientes con otras infecciones concomitantes en nuestro estudio es difícil de interpretar.

Como en otros estudios, la reactivación del virus en el LCR está claramente asociada con el estado de inmunosupresión, ya que el 75% de los pacientes en los que se detectó como único patógeno fueron inmunodeprimidos, a pesar de que el virus se investigó en todos los pacientes. Aunque poco frecuente, hay que resaltar la gravedad del cuadro clínico en dos de los tres pacientes inmunocompetentes, uno con una encefalitis y otro con un síndrome de Guillain-Barré, los cuales permanecían con secuelas invalidantes después de un año (epilepsia sintomática en un caso y paraparesia de los miembros inferiores en otro), a pesar de haber recibido tratamiento antiviral con aciclovir. Es importante reseñar que, en las pruebas de imagen de los pacientes con encefalitis, y a diferencia de la encefalitis producida por el virus del herpes simple de tipo 1, no se suelen presentar hallazgos inflamatorios sugestivos de infección vírica.

Además de no existir fármacos aprobados de forma específica para el tratamiento del VEB, el tratamiento de la infección neurológica no está claro. El aciclovir presenta actividad in vitro frente al VEB, aunque su actividad es inferior a la que muestra frente a otros herpesvirus, como el virus del herpes simple o el virus de la varicela-zóster. El ganciclovir presenta mayor actividad que el aciclovir; sin embargo, su toxicidad hace que, sin una indicación clara, el tratamiento, principalmente en inmunocompetentes, no esté justificado. Sin embargo, cada vez se describen más casos de pacientes con afectación neurológica grave que responden al tratamiento antiviral con fármacos utilizados habitualmente en las infecciones herpéticas [12-14]. En algunos estudios se ha observado que antivirales como el valganciclovir disminuyen la carga viral del VEB de forma significativa [20]. En nuestro estudio, dos pacientes tratados con aciclovir presentaron secuelas, y el único paciente tratado con ganciclovir fue un paciente trasplantado renal con encefalitis, que resolvió el cuadro sin secuelas. Creemos necesario realizar estudios que analicen la eficacia real de los antivirales disponibles en estos síndromes clínicos, ya que, por lo que se describe en la bibliografía, con un tratamiento específico, en algunos de estos cuadros clínicos la evolución podría ser más favorable.

En relación con los pacientes que viven con el VIH, en un estudio recientemente publicado [21], se ha observado que los pacientes con reactivación del VEB con encefalopatía sin evidencia de encefalitis y sin trastornos linfoproliferativos presentaban un mayor daño neuronal e inflamación. En nuestro estudio, los dos pacientes con encefalopatía sin evidencia de encefalitis que sobrevivieron al año presentaron un deterioro cognitivo moderado; por tanto, podría ser importante analizar el papel de VEB en los pacientes con esta presentación clínica, para ver si podrían beneficiarse de un tratamiento antiviral con alguno de los fármacos con actividad frente a este virus.


Como conclusión, el VEB se reactiva en el LCR y produce cuadros de encefalitis, meningitis, polirradiculomielitis y síndrome de Guillain-Barré, entre otros. La reactivación es más frecuente en pacientes inmunodeprimidos, si bien las infecciones en pacientes inmunocompetentes también pueden ser graves y dejar secuelas. Con frecuencia se encuentra en coinfección con otros patógenos, en donde el papel del VEB no está claro, por lo que creemos que se debería descartar este virus en pacientes con otras infecciones, para analizar si la reactivación contribuye a una peor evolución del cuadro clínico. Debido a que la infección puede ocasionar cuadros graves, que pueden dejar secuelas, consideramos de interés revisar los casos diagnosticados para avanzar en el conocimiento de la infección y evaluar el pronóstico, así como consideramos de interés realizar estudios que puedan aclarar si los pacientes con encefalopatía que reciben tratamiento antiviral con los fármacos disponibles mejoran el pronóstico del cuadro clínico. Asimismo, sería importante conocer el papel del VEB en el LCR de los pacientes con VIH sin encefalitis, debido a la sospecha de que, en ellos, el daño neurológico podría ser mayor.

 

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Infection of the central nervous system by Epstein-Barr virus: clinical manifestations and prognosis

Introduction. The role of Epstein-Barr virus (EBV) in central nervous system (CNS) infections is not fully resolved. We wanted to describe the clinical manifestations of patients with EBV infection in cerebrospinal fluid.

Patients and methods. We reviewed the clinical records of all adult patients EBV PCR-positive in cerebrospinal fluid, without lymphoproliferative disease, during 2004 to 2020.

Results. We identified 27 patients, 22 (81.5%) were men, and median age was 54 years. Twenty-three (82.1%) patients were immunosuppressed, 16 HIV-positive. In 15 (55.6%) patients coinfection with another microorganism was diagnosed and in 12 (44.4%) patients it was detected as the only pathogen. Of the 12 patients, three (25%) was immunocompetent patients, one had Guillain Barré syndrome (GBS), another had disseminated multiphasic encephalitis, and another had lymphocytic meningitis; 9 (75%) immunosuppressed, 7 HIV-positive, 4 had encephalitis that resolved without sequelae and 4 had encephalopathy, two HIH-positive had moderate cognitive impairment as a sequela.

Conclusions. In our study, EBV produced encephalitis, meningitis, polyradiculomyelitis and GBS, mainly in immunosuppressed patients. In more than half of the cases, it is associated with other pathogens where the role of EBV is unclear. In immunocompetent patient, the infection can be serious and leave sequelae and in HIV-positive patients with encephalopatic involvement without encephalitis, the neurological damage could be greater, so we consider it of interest to carry out studies to evaluate the prognosis as well as the role of antivirals in the evolucion of these clinical pictures.

Key words. Cerebrospinal fluid. Encephalitis. Epstein-Barr virus. Meningitis. Polymerase chain reaction. Polyradiculomyelitis.

 

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