Una buena salud cardiaca podría ayudar a proteger de la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia. Unos investigadores analizaron datos sobre 1.039 personas de 69 ± 6 años (53% mujeres), a las que se siguió durante 11 años. En ese periodo, 32 sujetos desarrollaron demencia, incluyendo 26 con enfermedad de Alzheimer.
Las personas con una peor función cardiaca tenían entre dos y tres veces más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con personas sanas. Cada reducción de una desviación estándar en el índice cardíaco incrementaba el riesgo relativo tanto de demencia (hazard ratio: 1,66; IC 95%: 1,11-2,47; p = 0,013) como de enfermedad de Alzheimer (hazard ratio: 1,65; IC 95%: 1,07-2,54; p = 0,022). En comparación con un índice cardíaco normal, los individuos con un índice cardíaco clínicamente bajo tenían un mayor riesgo relativo de demencia (hazard ratio: 2,07; IC 95%: 1,02-4,19; p = 0,044).
En un adulto promedio, el cerebro conforma el 2% del peso corporal total, pero recibe hasta el 15% de la sangre que sale del corazón. El cerebro es resistente y regula con efectividad el flujo sanguíneo para soportar el tejido y la actividad cerebral, pero a medida que envejecen, los vasos se hacen menos adaptables a los cambios en el flujo sanguíneo y esos cambios podrían afectar a la salud y a la función del cerebro.
Palabras claveAlzheimerDemencia CategoriasDemenciaNeurodegeneraciónPatología vascular