La desvenlafaxina es el tercer antidepresivo incluido entre los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina. Las últimas guías de práctica clínica consultadas coinciden en señalar que los antidepresivos tricíclicos, los duales (venlafaxina/duloxetina) y los antiepilépticos gabapentina y pregabalina constituyen los fármacos de primera línea en el tratamiento del dolor neuropático. El tramadol, los apósitos de lidocaína al 5% y los parches de capsaicina al 8% son los fármacos de segunda línea, mientras que los opioides potentes constituirían una tercera línea de tratamiento.
La interacción entre el binomio dolor y depresión es muy habitual y representa la complicación psicológica más frecuente en los pacientes con dolor crónico. Por ello, un reciente estudio ha resumido los datos farmacológicos más relevantes de la desvenlafaxina y su utilidad en la práctica clínica, así como la bibliografía específica de este fármaco en el dolor neuropático y el dolor crónico.
Aunque la evidencia de la desvenlafaxina en el dolor neuropático es escasa, presenta unas características farmacocinéticas interesantes, como son no ser sustrato ni actuar sobre la glicoproteína P y tener un metabolismo que prácticamente no depende del sistema del citocromo P450, lo que limita el riesgo de interacciones farmacocinéticas y los potenciales problemas de tolerabilidad asociados cuando se administra con fármacos que sean inhibidores moderados o potentes del CYP2D6 o con otros sustratos de esta isoenzima. Estas características hacen de la desvenlafaxina un antidepresivo distinto y especialmente útil en algunos subgrupos de pacientes con dolor crónico (como polimedicados y pacientes con insuficiencia hepática), donde la depresión comórbida es frecuente.
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