Un estudio realizado en Nueva Zelanda ha concluido que el estrés mental persistente, que incluiría depresión y ansiedad, aumentaría el riesgo de muerte prematura en pacientes con una enfermedad cardíaca.
Los investigadores observaron datos de 950 personas con una enfermedad cardíaca estable que participaron en un ensayo a largo plazo sobre el uso de estatinas para reducir el colesterol (LIPID). Los participantes, que tenían entre 31 y 74, padecieron un ataque cardíaco o fueron hospitalizados por una angina de pecho inestable en los tres a 36 meses anteriores.
Los pacientes completaron un cuestionario general de salud para medir sus niveles de estrés mental seis meses después del ingreso hospitalario, y una vez más uno, dos y cuatro años más adelante. La gravedad y duración del estrés se evaluaron en cuatro categorías: sin estrés, con estrés ocasional, con estrés persistente leve en tres o más ocasiones y con estrés persistente moderado en tres o más ocasiones. El seguimiento medio fue de 12,1 años y en ese tiempo casi 400 personas murieron por todas las causas y unas 200 fallecieron por enfermedad cardiovascular.
Las respuestas a los cuestionarios mostraron que un 3,7% afirmó sufrir un estrés persistente moderado o un estrés más grave. Estos pacientes tenían casi cuatro veces más probabilidades de morir de enfermedad cardíaca y tres veces más probabilidades de fallecer por cualquier causa, en comparación con las personas sin estrés. Un 7,7% comunicó sufrir estrés persistente leve, que no se vinculó con un mayor riesgo de muerte prematura.
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