La estimulación cerebral profunda podría ser un tratamiento útil para ayudar a ralentizar la enfermedad de Alzheimer (EA) en determinados pacientes, según un nuevo estudio piloto de tamaño reducido.
La muestra constaba de tres pacientes que recibieron estimulación cerebral profunda durante al menos 18 meses en áreas del cerebro relacionadas con la memoria. Los tres pacientes estaban en las etapas iniciales de la EA y tomaban la medicación estándar. Tras iniciar la estimulación cerebral profunda, todos experimentaron un deterioro general en la memoria, la resolución de problemas y otras habilidades, pero el ritmo de su declive fue más lento, en comparación con 96 pacientes cuya información se extrajo de una base de datos de investigación sobre la EA.
Incluso una paciente, una mujer de 85 años, mostró cierta mejoría. Cuando empezó el estudio, no preparaba comida alguna, pero tras dos años de estimulación cerebral profunda, había recuperado esa habilidad y realizaba mejor otras tareas sencillas, como elegir su ropa y organizar salidas.
La estimulación cerebral profunda ya se usa para tratar algunos casos de enfermedad de Parkinson y otros trastornos cerebrales específicos, y en el caso de la EA, estos hallazgos sugieren que la técnica constituye una ruta razonable de estudio en ensayos clínicos más grandes.
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