Estudios anteriores han encontrado que pacientes con una enfermedad neurodegenerativa tendían a tener unos niveles más bajos de vitamina D en comparación con los miembros sanos de la población, lo que llevó a la hipótesis de que aumentar los niveles de vitamina D, mediante una mayor exposición a los rayos ultravioleta y al sol o tomando un suplemento, podría tener un efecto positivo en el sentido de reducir el riesgo de desarrollar trastornos relacionados con el cerebro o limitar su progresión.
Sin embargo, una revisión sistemática de 73 estudios indica que esto no es así y que no hay evidencias convincentes que respalden a la vitamina D como agente neuroprotector. La mayoría de datos que dan soporte a los beneficios neuroprotectores de la vitamina D se basan en estudios preclínicos y observacionales, y falta una evidencia sólida que apoye la hipótesis de que los efectos beneficios de la exposición a los rayos ultravioleta deriven de la síntesis de vitamina D.
La exposición al sol, independientemente de la producción de vitamina D, podría tener un efecto protector contra la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer, pero, según los autores, se requiere más investigación para dilucidar el mecanismo de acción beneficioso de la exposición a los rayos ultravioleta.
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