La pobreza podría afectar a las capacidades mentales de los niños durante el resto de su vida. Es decir, evidencias crecientes sugieren que el envejecimiento del cerebro podría ocurrir a lo largo de toda la vida y tener sus raíces en la niñez.
En el estudio, los investigadores recogieron datos de 20.244 personas de 16 países europeos que participaron en una encuesta sobre salud, envejecimiento y jubilación en Europa. La edad media de los participantes (54% mujeres) era de 71 años al inicio del estudio. Los participantes fueron entrevistados y evaluados, y se les volvió a evaluar cinco años más tarde.
Los científicos encontraron que un 4% de todo el grupo vivió en la pobreza durante la niñez. Esas personas alcanzaron unas puntuaciones más bajas en las pruebas cognitivas. Además, tenían un nivel educativo más bajo y eran menos propensas a tener un empleo y a vivir con una pareja en casa. Eran más propensas a mostrar síntomas de depresión y físicamente menos activas.
Tras tomar en cuenta la edad, el sexo y al ubicación geográfica, se encontró que quienes provenían de situaciones de pobreza en la niñez tuvieron unas puntuaciones en las pruebas cognitivas más bajas que el resto del grupo, una media de 0,27 puntos. Los investigadores también tomaron en cuenta las diferencias en una amplia variedad de factores, como la educación, el empleo, la depresión, el índice de masa corporal, la actividad física y la enfermedad cardíaca, y se halló que quienes experimentaron dificultades sociales y económicas en la niñez seguían puntuando de media 0,15 puntos menos.
Aunque los investigadores encontraron una diferencia entre los dos grupos respecto a las habilidades cognitivas, no encontraron ningún vínculo entre la pobreza en la niñez y un deterioro de estas capacidades con el tiempo.
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