Los niños podrían sufrir alteraciones en el desarrollo del lenguaje en caso de exposición prenatal a ftalatos, unas sustancias químicas que se encuentran en innumerables productos, desde lacas de uñas hasta aerosoles, recipientes de alimentos o suelos de vinilo.
La investigación implicó a mujeres embarazadas y sus hijos, que participaron en estudios a largo plazo en Suecia (963 mujeres; 47,2% de niñas y 52,8% de niños) y Estados Unidos (370 mujeres; 50% de niñas y 50% de niños). Se preguntó a cada madre el número de palabras que comprendía su hijo alrededor de los 30-37 meses de edad. Se consideró que los niños que comprendían menos de 50 palabras tenían un retraso en el desarrollo del lenguaje. En general, se encontró que un 10% mostraban un retraso en el lenguaje, los niños con más frecuencia que las niñas: 13,5% frente a 6% en el estudio sueco y 12,4% frente a 7,6% en el estudio estadounidense.
Las muestras de orina recogidas de las madres en la décima semana del embarazo revelaron una correlación entre la exposición a ftalatos y el posterior retraso en el desarrollo del lenguaje. Los investigadores encontraron que el riesgo de retraso en el lenguaje alrededor de los 3 años de edad era hasta un 30% más alto entre los niños cuyas madres tuvieron una mayor exposición a dos ftalatos en particular: el ftalato de dibutilo (DBP) y el bencil butil ftalato (BBP). Ambas sustancias se encuentran en productos como los suelos de vinilo más antiguos, cosméticos y juguetes de plástico.
Según los autores, tanto el DBP como el BBP reducen la testosterona de la madre durante el embarazo temprano, lo que ayudaría a explicar la forma en que pueden afectar al desarrollo intelectual.
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