Diversos estudios habían informado de la presencia de depósitos de proteína beta-amiloide en individuos con enfermedad de Creutzfeldt-Jakob que habían sido tratados durante la niñez con hormona del crecimiento humano extraída de cadáveres, que estaba contaminada con priones.
Una nueva investigación ha sugerido que esta proteína cerebral, vinculada con la enfermedad de Alzheimer, podría potencialmente transmitirse a las personas durante los procedimientos neurológicos. En este estudio preliminar, ratones de laboratorio modificados genéticamente desarrollaron depósitos de beta-amiloide en el cerebro después de que les inyectaran muestras de hormona del crecimiento que contenía amiloide, extraída de cadáveres humanos de décadas de antigüedad.
Con todo, según los investigadores, aunque se están generando evidencias de que podría ser transmisible, no hay absolutamente ninguna sugerencia de que la enfermedad de Alzheimer en sí sea una patología contagiosa. Además, lo que se ha observado es una acumulación de amiloide en el cerebro, que no es lo mismo que la enfermedad de Alzheimer.
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