Dado que, en algunas circunstancias, las conductas defensivas o de ataque muestran un patrón de dominancia motora, tal como se observa en los sujetos dedicados a los deportes de contacto o de lucha, se consideró que la conducta agresiva tiene un patrón motor dominante. Con el fin de evitar los problemas funcionales descritos con los procedimientos de lesión bilateral tanto del núcleo central de la amígdala como del hipotálamo posteromedial, se decidió combinarlos; es decir, realizar amigdalotomía del núcleo central de la amígdala e hipotalamotomía posteromedial de manera unilateral y simultánea.
Un estudio ha mostrado la experiencia quirúrgica en una serie de nueve pacientes con el diagnóstico de síndrome neuroagresivo resistente al tratamiento farmacológico. Dentro del protocolo de estudio, se les realizó resonancia magnética cerebral para descartar la presencia de neoplasias, enfermedades vasculares, infecciones y trastornos degenerativos. El grado de agresividad se cuantificó mediante la escala global de agresividad de Yudofsky y, adicionalmente, se determinó la dominancia manual a través de la prueba de Edimburgo.
El buen control de la agresividad se observó de modo inmediato. En algunos casos fue necesario reducir la medicación de antipsicóticos o benzodiacepinas, ya que aumentaban la agresividad, y sólo un caso requirió una segunda cirugía. Se logró seguimiento del 100% de los casos en 24 meses y del 78% en 36 meses.
La amígdala ha demostrado ser partícipe en cierta reacciones afectivas, como el miedo, la ansiedad, la impulsividad y la agresión. Por lo tanto, según los autores, la amigdalotomía puede aliviar la agresión y los síntomas psiquiátricos originados a partir de su disfunción.
Palabras claveAgresividadAmigdalotomía CategoriasNeurocirugíaNeuropsiquiatría