El abuso durante la niñez puede provocar cambios estructurales en el cerebro que aumentarían el riesgo de depresión grave y recurrente en la edad adulta. Los hallazgos dan más credibilidad a la idea de que los pacientes con depresión clínica que fueron maltratados en la niñez presentan diferencias clínicas respecto a las personas que no sufrieron ese tipo de trauma a una edad temprana.
La investigación incluyó a 110 personas, de 18-60 años, diagnosticadas de trastorno depresivo mayor. La gravedad de su depresión se evaluó mientras estaban en el hospital, y una vez más dos años más tarde. Los pacientes completaron un cuestionario que preguntaba sobre el trauma sufrido en la niñez y se sometieron a una resonancia magnética cerebral.
Del total de la muestra, 75 pacientes sufrieron al menos una recaída de la depresión en el plazo de dos años tras su hospitalización. De ellos, 48 sufrieron una recaída, siete tuvieron dos, seis tuvieron tres y 14 tuvieron tantas que se les consideró crónicamente deprimidos. El maltrato en la niñez se asoció de forma significativa con la tendencia a recaer en la depresión (odds ratio: 1,035; IC 95%: 1,001-1,070; p = 0,045). Además, las neuroimágenes sugirieron que tanto el abuso infantil como la depresión recurrente se asociaban con reducciones similares en la superficie de la corteza insular, que ayuda a regular la emoción y la autoconsciencia.
Según los autores, ese cambio en el cerebro podría aumentar el riesgo de depresión recurrentes; el abuso infantil (que puede incluir maltrato emocional, sexual o físico, o negligencia) ya es uno de los factores de riesgo más potentes de depresión mayor.
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