Tras analizar nueve especies de mamíferos y aves, un grupo de científicos ha descubierto una relación muy clara entre lo que vive cada una y la velocidad a la que se acortan sus telómeros, las estructuras que protegen los genes en los cromosomas. La relación se expresa con una ecuación matemática, una fórmula capaz de predecir con exactitud la longevidad de especie.
Hace tiempo que se sabe que los telómeros están en el origen del envejecimiento del organismo. Cada vez que las células se multiplican para reparar daños, sus telómeros se hacen un poco más cortos, pero hay especies con telómeros muy largos que viven poco, y viceversa. Así, los investigadores decidieron comparar no la longitud absoluta de los telómeros, sino su velocidad de acortamiento. Es el primer estudio a gran escala que compara este parámetro, muy variable entre especies: los telómeros humanos pierden de media unos 70 pares de bases al año, y los de los ratones, unos 7.000 pares de bases.
Se estudiaron, en concreto, nueve delfines de 8,6 a 50,1 años de edad, 15 cabras de 0,8 a 10,1 años, ocho renos de 1,4 a 10,5 años, 15 flamencos de 0,8 a 50,1 años, seis buitres de 8,1 a 21,4 años, cuatro elefantes de Sumatra de 6,1 a 24,7 años, gaviotas anilladas de 0 a 24 años y siete ratones de 1,4 a 2,6 años.
Los resultados indican que la velocidad de acortamiento de los telómeros predice la longevidad de especies mucho mejor que otros parámetros considerados hasta ahora, como el peso corporal o el ritmo cardíaco.
Palabras claveEnvejecimientotelómeros CategoriasNeurodegeneración