Si se ha padecido un ictus, el riesgo de sufrir otro es más alto, pero una nueva investigación ha hallado que una presión arterial bien controlada podría reducir significativamente ese riesgo.
El estudio incluyó a 1.280 supervivientes a un ictus, seleccionados de 140 hospitales japoneses entre 2010 y 2016. Tenían una edad media de 67,2 ± 8,8 años y el 69,4% eran de sexo masculino. Se asignó aleatoriamente a los participantes a uno de dos grupos: a un grupo control estándar de la hipertensión hasta llegar a 140/90 mmHg o a un grupo de control intensivo que buscaba llegar a 120/80 mmHg o menos.
La presión arterial inicial en ambos grupos era de 145/84 mmHg. Durante el período de seguimiento (media: 3,9 ± 1,5 años), la presión arterial del grupo estándar se redujo a 133/78 mmHg, mientras que la del grupo intensivo se redujo a 127/77 mmHg. De los pacientes de la muestra, 91 sufrieron un segundo ictus. El grupo intensivo pareció tener un riesgo más bajo de un segundo ictus, pero los hallazgos no fueron estadísticamente significativos. Con todo, los investigadores reunieron sus hallazgos con los resultados de tres estudios anteriores sobre la reducción de la presión arterial y la prevención secundaria del ictus y encontraron una reducción del riesgo del 22% con el control intensivo.
La investigación refuerza la importancia de un buen control de la presión arterial en las personas que han sobrevivido a un ictus y sugiere mantener una presión arterial de 130/80 mmHg o menos.
Palabras claveIctuspresión arterial CategoriasPatología vascular