Escamas de grafeno, que miden tan sólo una millonésima de metro, han demostrado ser capaces de interferir en la transmisión de la señal en las uniones sinápticas neuronales excitadoras. Además, lo harían de forma reversible, ya que desaparecen sin dejar rastro a las 72 horas de haberse administrado.
Partiendo de modelos in vitro, los investigadores analizaron la actividad del hipocampo inyectando in vivo las escamas en ese sitio y se vio, gracias a los trazadores fluorescentes, que las partículas se insinúan selectivamente solo dentro de las sinapsis de las neuronas excitadoras e interfieren en su actividad. El interés del procedimiento radica también en el hecho de que las escamas son aparentemente bien toleradas una vez inyectadas en el organismo, ya que la respuesta inflamatoria y la reacción inmunológica han demostrado ser menores que las registradas al administrar una solución salina simple. La especificidad de la acción de las escamas residiría en el tamaño de las partículas utilizadas: no pueden ser más grandes o más pequeñas que las adoptadas para este estudio (100-200 nm de diámetro).
Esta investigación básica podría facilitar el inicio de nuevos estudios orientados a indagar posibles efectos terapéuticos para el tratamiento de la epilepsia, en la que se registra un exceso de actividad de las neuronas excitadoras, o a estudiar formas innovadoras de transporte de sustancias terapéuticas.
Palabras claveActividad neuronal excitatoriaEpilepsiaGrafeno CategoriasEpilepsias y síndromes epilépticosNeurociencia básica