Un grupo de científicos ha investigado las interacciones entre el sistema digestivo y el cerebro en lo que se refiere a si es sólo el sabor el factor que controla la elección de alimentos. Para ello han analizado el proceso de aprendizaje que determina cómo, en el futuro, el organismo debe reaccionar a un alimento en concreto. El aprendizaje posterior a la ingestión lleva a los animales y a los humanos a desarrollar una preferencia por alimentos más nutritivos. Los investigadores se preguntaron si esos mismos signos posgestivos podrían estar involucrados en otros tipos de aprendizaje. Más precisamente, cuestionaron si podrían llevar a los animales a buscar activamente ciertos alimentos.
El equipo desarrolló una tarea en la cual los ratones presionaban palancas para recibir una inyección de comida directamente en el estómago, con el fin de eliminar los aspectos sensoriales. Una palanca conducía a la inyección de alimentos ricos en calorías, y otra, a la inyección de alimentos bajos en calorías. Incluso sin poder probar la comida, los ratones desarrollaron una clara preferencia por la palanca previamente asociada con la administración de alimentos ricos en calorías en el estómago.
Los resultados indicaron que podría estar involucrada una rama específica del nervio vago, rama que transmite información desde el hígado. Cuando el equipo probó su hipótesis al dañar la rama hepática del nervio vago, los ratones no pudieron adquirir este nuevo tipo de aprendizaje.
Un componente importante de estudio fue el descubrimiento de que las neuronas de dopamina estaban involucradas en este nuevo proceso de aprendizaje.
Palabras clavealimentaciónAprendizajeSistema digestivo