Diferentes estudios han demostrado que el uso de videojuegos provoca cambios estructurales y funcionales en el cerebro, como el aumento del tamaño de algunas regiones y la activación de regiones responsables de la atención y de las habilidades visuoespaciales. Una nueva investigación revela que algunos cambios cognitivos podrían producirse incluso años después de haber dejado de jugar a videojuegos.
En el estudio participaron 27 personas de 18 a 40 años, con y sin experiencia en este tipo de entretenimiento. El estudio con los participantes duró un mes y los autores analizaron sus habilidades cognitivas, incluida la memoria de trabajo, en tres ocasiones: antes de empezar el entrenamiento con videojuegos, al terminarlo y quince días después. El videojuego utilizado fue Super Mario 64 de Nintendo. La investigación también incluyó diez sesiones de estimulación magnética transcraneal.
Los investigadores querían averiguar si el uso combinado de videojuegos y este tipo de estimulación mejoraba el rendimiento cognitivo, pero no fue así. Sin embargo, aquellos que fueron jugadores habituales de videojuegos antes de la adolescencia, a pesar de que en la actualidad ya no lo fueran, mostraron un mayor rendimiento en tareas de memoria de trabajo. Los resultados muestran que los participantes que no tenían experiencia temprana en videojuegos no se beneficiaban de una mejora al procesar e inhibir estímulos irrelevantes. De hecho, eran más lentos que quienes habían jugado a videojuegos de pequeños, lo que concuerda con estudios previos.
Además, las personas que durante su infancia eran jugadoras habituales de videojuegos tenían un rendimiento inicial mayor al procesar objetos en 3D, aunque estas diferencias se mitigaban tras el período de entrenamiento en videojuegos, cuando ambos grupos terminaban rindiendo a un nivel similar.
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