Un estudio a largo plazo ha revelado que beber mayores cantidades de café puede reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, según publica en Frontiers in Aging Neuroscience un equipo de investigadores de la Universidad Edith Cowan (ECU), en el marco del Estudio Australiano de Imágenes, Biomarcadores y Estilo de Vida sobre el Envejecimiento.
El estudio analizó si el consumo de café afectaba a la tasa de deterioro cognitivo de más de 200 australianos durante una década, y los resultados mostraron que los participantes sin problemas de memoria y con un mayor consumo de café, al inicio del estudio, tenían un menor riesgo de sufrir deterioro cognitivo leve o de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en el transcurso del estudio. Ese consumo de café también parecía estar relacionado con la ralentización de la acumulación de la proteína amiloide. La investigación confirma que, si la taza media de café preparada en casa es de 240 g, aumentar a dos tazas al día podría reducir potencialmente el deterioro cognitivo en un 8% al cabo de 18 meses, observándose una disminución del 5% de la acumulación de amiloide en el cerebro durante el mismo periodo de tiempo.
Los investigadores aún no han determinado con precisión qué componentes del café están detrás de sus efectos aparentemente positivos sobre la salud del cerebro. Aunque la cafeína se ha relacionado con los resultados, las investigaciones preliminares muestran que puede no ser el único factor que contribuya a retrasar la enfermedad de Alzheimer. La "cafeína cruda" es el subproducto de la descafeinización del café y ha demostrado ser igual de eficaz en la prevención parcial del deterioro de la memoria en ratones, mientras que otros componentes del café, como el cafestol, el kahweol y la eicosanoil-5-hidroxitriptamida, también se ha visto que afectan al deterioro cognitivo en animales en diversos estudios.
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