Las neuronas que detectan el dolor protegen el intestino de la inflamación y el daño tisular asociado, al regular la comunidad microbiana que vive en los intestinos, según ha puesto de manifiesto un estudio llevado a cabo por investigadores de Weill Cornell Medicine y publicado en Cell. En concreto, los expertos encontraron, en un modelo preclínico, que las neuronas sensibles al dolor en el intestino secretan una molécula llamada sustancia P, que parece proteger contra la inflamación intestinal y el daño tisular relacionado al aumentar la población de microbios beneficiosos en el intestino.
Los autores observaron que estos nervios sensibles al dolor disminuyen en número, con interrupciones significativas en sus genes de señalización del dolor, en personas que tienen enfermedad inflamatoria intestinal (EII), hallazgos que modifican las creencias sobre la enfermedad inflamatoria crónica, abriendo un enfoque completamente nuevo para la intervención terapéutica. Las neuronas del dolor que inervan el intestino, cuyos cuerpos celulares se encuentran en la parte inferior de la columna, expresan la proteína de superficie TRPV1, que sirve como receptor de señales relacionadas con el dolor.
TRPV1 puede activarse con calor intenso, ácido y capsaicina, por ejemplo, y el cerebro traduce esta activación en una sensación de dolor ardiente. Los investigadores descubrieron que silenciar estos receptores TRPV1 en los nervios intestinales, o eliminar las neuronas que expresan TRPV1, provocó una inflamación y un daño tisular mucho peores en modelos de ratones con EII, mientras que la activación de los receptores tuvo un efecto protector.
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