INTRODUCTION Carbamazepine (CBZ) is a pharmacological agent used to control epileptic syndromes. In refractory epilepsy patients, however, a second anticonvulsive drug such as lamotrigine (LTG) is often added. This association can reduce the frequency of the epileptic seizures and favour control over them. AIMS. This study was conducted to evaluate the plasma concentration of CBZ throughout a period of mono and polytherapy. Furthermore, tests were also carried out to determine whether any alterations were caused in the haematological parameters or in plasma concentrations by adding LTG to the therapy with CBZ.

PATIENTS AND METHODS This study involved a sample of refractory epilepsy patients who were following monotherapy with CBZ and who had a wholly unsatisfactory control over their bouts of seizures. LTG was thus added to these patients’ treatment in an attempt to improve their control over the seizures. RESULTS AND

CONCLUSIONS On ending the study, we found that LTG did not interfere with the plasma concentrations of CBZ or give rise to any kind of alteration in the haematological parameters of any of the patients. Nevertheless, one patient did break out in a rash, which shows that therapeutic monitoring may be a key tool, especially when the treatment that is prescribed includes two drugs with a narrow therapeutic range.

Introducción La carbamacepina (CBZ) es un fármaco seleccionado para controlar los síndromes epilépticos. Sin embargo, en pacientes epilépticos refractarios es común la adición de un segundo anticonvulsionante como la lamotrigina (LTG). Esa asociación puede reducir la frecuencia y favorecer el control de las crisis epilépticas.

Objetivos Este estudio evaluó la concentración plasmática de CBZ durante el período de monoterapia y politerapia. Además, se evaluó también si la LTG provocaba alteraciones en los parámetros hematológicos o en las concentraciones plasmáticas al introducirlo en el tratamiento con la CBZ.

Pacientes y métodos Para realizar este estudio, se seleccionó a pacientes epilépticos refractarios que seguían monoterapia con CBZ y poseían un control nada satisfactorio de las crisis convulsivas. De esa manera, se introdujo en el tratamiento de esos pacientes la LTG para intentar mejorar el control de las crisis convulsivas. Resultados y conclusión. Al acabar el estudio, constatamos que la LTG no interfirió en las concentraciones plasmáticas de la CBZ, y tampoco provocó alteraciones en los parámetros hematológicos de ningún paciente. Sin embargo, un paciente presentó sarpullido, lo que demuestra que la monitorización terapéutica puede ser una herramienta indispensable, especialmente cuando el tratamiento prescrito incluye dos fármacos con un estrecho intervalo terapéutico.