Introducción y desarrollo. El pramipexol es un agonista dopaminérgico D2/D3 no ergótico, eficaz y seguro en el tratamiento sintomático de la enfermedad de Parkinson, tanto en fases iniciales en forma de monoterapia como en fases avanzadas asociado a levodopa, que mejora las fluctuaciones motoras y las discinesias. Además, en estudios de laboratorio el pramipexol ha demostrado tener efectos neuroprotectores y su uso en clínica desde fases tempranas se ha relacionado con un retraso en la aparición de complicaciones motoras (fluctuaciones y discinesias). Recientemente se ha demostrado que es especialmente útil en el tratamiento del temblor y que es eficaz para mejorar algunos síntomas no motores como la depresión. El pramipexol está libre de los efectos adversos graves (fibrosis y valvulopatía) relacionados con los agonistas dopaminérgicos ergóticos y causa menos alteraciones digestivas y disautonómicas. Otros efectos no deseados secundarios al tratamiento con agonistas no ergóticos, como las alucinaciones, la aparición de edemas y la somnolencia, pueden minimizarse con una selección adecuada de los pacientes. Sería positivo disponer de más estudios que ayuden a definir cuáles son los efectos a largo plazo de los agonistas dopaminérgicos sobre la evolución de la enfermedad, y de otros que muestren las diferencias entre agonistas no ergóticos en la práctica clínica.

Introducción y desarrollo. El pramipexol es un agonista dopaminérgico D2/D3 no ergótico, eficaz y seguro en el tratamiento sintomático de la enfermedad de Parkinson, tanto en fases iniciales en forma de monoterapia como en fases avanzadas asociado a levodopa, que mejora las fluctuaciones motoras y las discinesias. Además, en estudios de laboratorio el pramipexol ha demostrado tener efectos neuroprotectores y su uso en clínica desde fases tempranas se ha relacionado con un retraso en la aparición de complicaciones motoras (fluctuaciones y discinesias). Recientemente se ha demostrado que es especialmente útil en el tratamiento del temblor y que es eficaz para mejorar algunos síntomas no motores como la depresión. El pramipexol está libre de los efectos adversos graves (fibrosis y valvulopatía) relacionados con los agonistas dopaminérgicos ergóticos y causa menos alteraciones digestivas y disautonómicas. Otros efectos no deseados secundarios al tratamiento con agonistas no ergóticos, como las alucinaciones, la aparición de edemas y la somnolencia, pueden minimizarse con una selección adecuada de los pacientes. Sería positivo disponer de más estudios que ayuden a definir cuáles son los efectos a largo plazo de los agonistas dopaminérgicos sobre la evolución de la enfermedad, y de otros que muestren las diferencias entre agonistas no ergóticos en la práctica clínica.