Original

Perfil neuropsicológico en pacientes con distrofia miotónica tipo 1: estudio de seguimiento a cuatro años

J. Díaz-Leiva, T. Cabada-Giadás, R. Seijas-Gómez, I. Jericó-Pascual, P. López-Sala, M. Iridoy-Zulet [REV NEUROL 2020;70:406-412] PMID: 32436207 DOI: https://doi.org/10.33588/rn.7011.2019455 OPEN ACCESS
Volumen 70 | Número 11 | Nº de lecturas del artículo 13.563 | Nº de descargas del PDF 208 | Fecha de publicación del artículo 01/06/2020
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RESUMEN Artículo en español English version
Introducción La distrofia miotónica tipo 1 (DM1), o enfermedad de Steinert, es un trastorno multisistémico de herencia autosómica dominante, cuya variante adulta suele cursar con deterioro cognitivo multidominio y afectación de la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes.

Objetivo Estudiar la evolución a cuatro años del funcionamiento cognitivo de una muestra de pacientes con la variante adulta de DM1.

Pacientes y métodos Se evalúan las funciones cognitivas de una muestra de 31 pacientes con DM1, de los cuales 24 repiten la evaluación administrada hace cuatro años en el Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Navarra. Se recogen datos de los dominios neurocognitivos más relacionados con los déficits de presentación habitual en la DM1.

Resultados La evaluación de seguimiento constató la afectación de las funciones visuoespaciales y visuoconstructivas y de la atención alternante de los pacientes que se sometieron al estudio, así como de su funcionamiento cotidiano informado por la familia. Estos resultados están en línea con los obtenidos cuatro años atrás, sin que se haya objetivado un deterioro significativo entre ambas mediciones. Se demuestra, además, una mayor incidencia de deterioro cognitivo en 2018, con algunos casos de evolución a demencia en la enfermedad de Steinert.

Conclusión La evolución neuropsicológica en la DM1 parece responder a un patrón progresivo, ligado a las funciones que más se afectan desde los inicios de la fase de secuelas y que suelen corresponder a los dominios de memoria de trabajo, atención alternante y habilidades visuoespaciales y visuoconstructivas.
Palabras claveDeterioro cognitivoDistrofia miotónicaEvolución neuropsicológicaPatrón neurodegenerativoSíndrome disejecutivo CategoriasNervios periféricos, unión neuromuscular y músculoNeuropsicología
TEXTO COMPLETO (solo disponible en lengua castellana / Only available in Spanish)

Introducción


La distrofia miotónica tipo 1 (DM1) es una enfermedad autosómica dominante de carácter multisistémico, producida por las repeticiones moleculares del triplete CTG en el 3’UTR del gen DMPK, localizado en q13.3 del cromosoma 19. Afecta sobre todo a los sistemas muscular, cardíaco, ocular y endocrino. Se conocen hasta cinco fenotipos con su correspondiente presentación clínica: congénita, infantil, juvenil, típica o adulta y de presentación tardía [1]. Representa la forma más común de distrofia muscular en la edad adulta, con una prevalencia estimada de 3-15 por 100.000 en Europa [2], y se caracteriza por la presencia de discapacidad intelectual leve, disfunción ejecutiva, alteración de las funciones visuoespaciales y visuoconstructivas, y problemas de aprendizaje [3,4]. Los estudios coinciden, en general, en mostrar rendimientos inferiores en las funciones ejecutivas (flexibilidad cognitiva, principalmente) y en las habilidades visuoconstructivas medidas con tareas de copia de figuras. Se ha podido demostrar incluso la relación inversa entre el rendimiento en estos dominios y el número de repeticiones moleculares del triplete afectado [5]. No obstante, son también comunes las disfunciones en la memoria verbal, la atención sostenida y alternante, la sintomatología disejecutiva heteroinformada y la cognición social [6,7]. Aunque no existe un consenso respecto al protocolo de evaluación neuropsicológica que se debe emplear, se recomienda mantener evaluaciones periódicas ante la evidencia de signos de afectación cognitiva, con baterías de pruebas creadas al efecto [8].

No se conoce la fisiopatología de los cambios en el sistema nervioso central, pero sí la presencia de un patrón lesional en imágenes de resonancia magnética convencional con presencia de atrofia cortical, ensanchamiento ventricular y lesiones de la sustancia blanca, con una localización característica en el lóbulo temporal anterior [9,10]. En un estudio comparativo con grupo control, se encontró una frecuencia significativamente mayor de lesiones en la sustancia blanca (77,5%) respecto al grupo de sujetos libres de la enfermedad (23,8%), con localización predominante frontal, parietooccipital y temporal anterior. Estas últimas lesiones se encontraron únicamente en el grupo de pacientes [11]. Asimismo, las imágenes con tensor de difusión mostraron un grado de anisotropía fraccional menor en las fibras de asociación, las fibras de proyección y el cuerpo calloso, en tanto el estudio volumétrico confirmaba reducciones del volumen cortical.

En lo que respecta a la evolución de los déficits neurocognitivos asociados a la DM1, los estudios coinciden en mostrar descensos del rendimiento en algunos dominios cognitivos, especialmente en las habilidades visuoconstructivas y las funciones ejecutivas, y los descensos se asocian, además, con la edad y los años de evolución de la enfermedad [12-14]. En un primer estudio de 2014 con 27 sujetos diagnosticados de DM1 de inicio adulto en Navarra, mostramos la presencia de déficits significa­tivos en las habilidades visuoconstructivas y en la atención alternante, incluyendo, además, medidas heteroinformadas de deterioro ejecutivo medidas con la versión española del cuestionario disejecutivo, y de deterioro funcional mediante la entrevista sobre deterioro en actividades de la vida diaria [7]. Nos planteamos ampliar el estudio de hace cuatro años con una muestra mayor de sujetos y replicar la evaluación neuropsicológica de los pacientes con DM1, comparando los resultados con los obtenidos entonces. El objetivo es analizar el patrón de alteraciones cognitivas encontradas por otros autores en estudios longitudinales y su correlato funcional con los componentes neurodegenerativos de la enfermedad.
 

Pacientes y métodos


Participantes


La muestra se compone de 31 sujetos de 21-53 años con diagnóstico de DM1 (variante típica o de inicio adulto), de los que 24 fueron evaluados previamente en 2014. Tres de los pacientes incluidos en aquel estudio (n = 27) causaron pérdida experimental y no se les pudo incluir en la muestra de seguimiento. Todos los participantes son pacientes en seguimiento especializado por el Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Navarra, en Pamplona. Los criterios de inclusión fueron tener menos de 50 años en el estudio previo, ausencia de eventos clínicos neurológicos o neuropsicológicos significativos desde la exploración basal y haber firmado el consentimiento informado.

Metodología


Se evaluaron los siguientes dominios neurocognitivos: memoria de trabajo (span de dígitos del test de Barcelona revisado, span de localización de la escala de memoria de Wechsler-III, letras y números de la escala de inteligencia de Wechsler para adultos-IV), habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales (test de retención visual de Benton-forma C y cubos del test de Barcelona revisado), atención sostenida (test de ejecución continua de Conners-II en 2014 y Brief Test of Attention en 2018), atención alternante (Trail Making Test, forma B) y memoria verbal (test de aprendizaje verbal España-Complutense). Se incluyó asimismo una medida indirecta de cociente intelectual verbal (test de acentuación de palabras-30) [15]. Debido a la carga visual del test de ejecución continua de Conners-II en sujetos con deterioro general de la agudeza visual, se descartó ésta en el seguimiento y se empleó en su lugar el Brief Test of Attention, compuesta de inputs exclusivamente verbales. Se incluyó además una medida de sintomatología disejecutiva mediante la versión española del cuestionario disejecutivo aplicado a familiares, que ya había sido empleado en la primera evaluación [16,17]. El protocolo neuropsicológico se administró en las mismas condiciones ambientales que las existentes en 2014 y por un evaluador diferente, ciego a los resultados obtenidos en el primer estudio.

Se clasificó a los pacientes según presentaran alguna de las siguientes condiciones clínicas en la evaluación: deterioro cognitivo leve unidominio, deterioro cognitivo leve multidominio, demencia en la enfermedad de Steinert y sujetos sin déficits cognitivos significativos. Los criterios de clasificación y conversión a demencia fueron los establecidos por la Sociedad Española de Neurología para este propósito [18].

Análisis estadístico


Se llevó a cabo un análisis descriptivo de las medidas de tendencia central y desviación para cada prueba, y se contrastaron con los puntos de corte indicativos de rendimiento óptimo y subóptimo que establecen los baremos disponibles para cada subtest [19]. En el caso de la versión española del cuestionario disejecutivo, y considerando que no existen puntos de corte específicos para la DM1, se tomaron como referencia las puntuaciones indica­tivas de probable deterioro ejecutivo referidas por algunos autores [17,20].

Se describió asimismo el rendimiento de los pacientes en cada uno de los cinco dominios neurocognitivos evaluados. En este caso, los resultados se dicotomizaron (0: afectado; 1: no afectado) sobre la base de los siguientes criterios: en memoria de trabajo, la obtención de una puntuación percentil igual a 10 o inferior al menos en una de las subpruebas puntúa 0 (afectado). En habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales, puntuaciones directas inferiores a 5 en el test de retención visual de Benton-C o al percentil 10 en la prueba de cubos puntúan 0 (afectado). En memoria verbal, puntuaciones estándares inferiores a –1 al menos en dos de los índices seleccionados en este trabajo puntúan 0 (afectado). En atención sostenida, confidence index del test de ejecución continua de Conners superior al 60% o puntuaciones iguales o inferiores al percentil 10 en el Brief Test of Attention puntúan 0 (afectado). En atención alternante, un tiempo de ejecución del Trail Making Test-B superior a 94 segundos puntúa 0 (afectado).

En tercer lugar, se contrastaron las diferencias entre las puntuaciones de cada uno de los tests en ambas mediciones mediante la prueba de los rangos con signo de Wilcoxon para variables continuas. Los resultados obtenidos en atención sostenida no resultaron directamente comparables por el cambio de prueba en el seguimiento, por lo que, en su lugar, se analizaron las frecuencias obtenidas. Partiendo de la clasificación por dominios cognitivos antes descrita, se compararon también los resultados de 2014 y 2018. Al tratarse de variables dicotomizadas, se empleó la prueba de McNemar. Se estableció un nivel de significación de p < 0,05 en ambas pruebas.

Todos los análisis se efectuaron mediante el programa SPSS v. 20.0.
 

Resultados


La muestra de pacientes estuvo compuesta en su mayoría de hombres (55%) con estudios al menos de grado medio (64%) y ausencia de antecedentes psiquiátricos de interés (58%). El cociente intelectual estimado fue de 94 (mediana: 97). Ocho pacientes (25,8%) presentaron un cociente intelectual de 85 puntos o inferior. Solamente un paciente presentó un cociente intelectual inferior a 70 (69, en concreto), por lo que no resultó excluido del estudio al encontrarse en el límite inmediatamente inferior de la normalidad según los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión, y dados los márgenes de error que se manejan en las estimaciones de capacidad intelectual [21].

Los resultados obtenidos para cada prueba y dominio cognitivo en la totalidad de la muestra se encuentran recogidos en la tabla I. Las habilidades visuoespaciales y visuoconstructivas, la memoria de trabajo y la atención alternante resultaron las funciones más afectadas, en línea con los resultados obtenidos hace cuatro años. El análisis de cada subtest, según los criterios de corte preestablecidos, arrojó un rendimiento inferior a lo esperado en manipulación mental mediante dígitos y localización inversa (span < 4 y < 5 respectivamente, equivalentes al percentil 10), en cubos del test de Barcelona revisado (puntuación directa < 4, equivalente al percentil 10), y en el Trail Making Test-B. En lo que respecta al cuestionario disejecutivo, las puntuaciones globales se clasificaron en el rango de funcionamiento ‘moderadamente disejecutivo’ (puntuaciones directas entre 19 y 28).

 

Tabla I. Tests neuropsicológicos 2018: media (desviación estándar).

Dígitos directos, span a

5,16 (0,969)


Dígitos inversos, span a

3,74 (1,290) d


Localización directos, span a

5,17 (1,117)


Localización inversos, span a

4,23 (1,278) d


Letras y números, span a

4,00 (0,830)


Test de retención visual de Benton-forma C a

5,47 (2,583)


Cubos-total a

3,19 (1,662) d


Cubos-tiempo a

7,58 (4,766)


Brief Test of Attention-percentiles a

39,61 (29,681)


Trail Making Test-B a

158,26 (95,358) d


Recuerdo libre total b

–0,52 (1,151)


Recuerdo libre a corto plazo b

–0,26 (0,965)


Recuerdo con claves a corto plazo b

–0,16 (1,098)


Recuerdo libre a largo plazo b

–0,23 (1,146)


Recuerdo con claves a largo plazo b

–0,13 (1,204)


Perseveraciones b

0,06 (1,063)


Intrusiones en el recuerdo libre b

0,03 (1,278)


Reconocimiento-aciertos b

0 (1,125)


DEX-Sp total de la familia a

21,91 (17,167) d


Memoria de trabajo c

0,55 (0,506)


Habilidades visuoconstructivas c

0,29 (0,461) e


Memoria verbal c

0,77 (0,425)


Atención alternante c

0,29 (0,461) e


Atención sostenida c

0,68 (0,475)


DEX-SP: versión española del cuestionario disejecutivo. a Puntuaciones directas; b Puntuaciones estandarizadas (media, 0; desviación estándar, 1); c Dominios neurocognitivos (1, preservado; 0, afectado); d Tests afectados basándose en los puntos de corte; e Dominios más afectados.

 

Atendiendo a la perspectiva longitudinal, el análisis de los rangos reveló, por una parte, resultados inferiores a los de la primera evaluación en todas las pruebas administradas (Tabla II). Hay que destacar, como excepciones, las puntuaciones ligeramente superiores en los índices de discriminación y sesgo del test de aprendizaje verbal España-Complutense y en el Trail Making Test-B. En lo que respecta a la función atencional, se observó un incremento de sujetos clasificados como inatentos en 2018 (Brief Test of Attention, un 27% de sujetos con percentil ≤ 10). No obstante, sólo resultaron estadísticamente significativas las diferencias en el test de retención visual de Benton-C (p = 0,001) y en letras y números de la escala de memoria de Wechsler-III (p = 0,049). Estos resultados reflejan un deterioro mayor en los dominios de memoria de trabajo y de habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales, aunque el análisis comparativo de los cinco dominios neurocognitivos no mostró resultados estadísticamente significativos (p > 0,05).

 

Tabla II. Estadísticos de contraste 2015-2018.
 
Tests

Basal, 2015
(n = 24)

Seguimiento, 2018
(n = 24)

Z a

Sig. asintótica (bilateral)


Memoria de trabajo

Dígitos directos, span

5,42 (1,349)

5,17 (0,963)

–0,918 b

0,359


Dígitos inversos, span

4,29 (1,301)

3,83 (1,090)

–1,238 b

0,216


Localización directos, span

5,29 (1,781)

5,04 (1,065)

–0,852 b

0,394


Localización inversos, span

4,42 (0,881)

4,35 (1,112)

–0,262 b

0,794


Letras y números

4,54 (1,532)

4,08 (0,881)

–1,968 b

0,049 d


Habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales

Test de retención visual de Benton-forma C

8,00 (3,022)

5,61 (2,675)

–3,179 b

0,001 d


Cubos total

3,71 (1,681)

3,38 (1,789)

–0,639 b

0,523


Atención alternante

Trail Making Test-B

167,21 (111,717)

159,83 (99,627)

–0,070 b

0,945


Memoria verbal

Recuerdo libre total

–0,08 (1,100)

–0,54 (1,103)

–1,615 b

0,106


Recuerdo libre a corto plazo

–0,04 (0,859)

–0,25 (0,944)

–1,355 b

0,175


Recuerdo de claves a corto plazo

–0,08 (1,060)

–0,13 (1,076)

–0,421 b

0,674


Recuerdo libre a largo plazo

–0,08 (1,139)

–0,17 (1,129)

–0,925 b

0,355


Recuerdo de claves a largo plazo

–0,04 (1,233)

–0,08 (1,176)

–0,292 b

0,770


Reconocimiento

0,33 (1,167)

0,13 (0,992)

–1,140 b

0,254


Discriminación

0 (1,063)

0,17 (0,816)

–0,690 c

0,490


Sesgos

0,333 (0,963)

0,083 (0,775)

–1,364 b

0,172


Comportamiento disejecutivo

DEX-Sp

24,74 (17,552)

21,55 (17,478)

–0,597 b

0,551


DEX-SP: versión española del cuestionario disejecutivo. a Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon; b Basado en los rangos positivos; c Basado en los rangos negativos; d p < 0,05.

 

Por otra parte, el diagnóstico neuropsicológico mediante variables dicotomizadas para cada dominio arrojó un incremento bruto de los casos de demencia en la enfermedad de Steinert, que pasan del 12,5% en 2014 al 19,3% de pacientes evaluados en 2018, como muestra la tabla III. Los casos de deterioro cognitivo leve unidominio en 2018 fueron también superiores, pasaron del 12,5% al 29%, y se redujo significativamente la proporción de pacientes sin déficits notables, que representan tan sólo un 9,6% de la muestra de 2018. Podríamos decir, por tanto, que el cumplimiento de criterios de deterioro cognitivo (demencia o deterioro cognitivo leve) en la segunda evaluación fue superior al de la primera, en línea con el rendimiento observado en las pruebas que se administraron.

 

Tabla III. Diagnóstico neuropsicológico: frecuencias.
 

Basal, 2015
(n = 24)

Porcentaje válido

Seguimiento, 2018
(n = 31)

Porcentaje válido


Demencia en la enfermedad de Steinert

3

12,5%

6

19,3%


Deterioro cognitivo leve unidominio

3

12,5%

9

29%


Deterioro cognitivo leve multidominio

12

50%

13

41,9%


Sin déficits significativos

6

25%

3

9,6%



 

Discusión


Los resultados obtenidos en 2018 coinciden con los obtenidos previamente, y por el mismo equipo, en una muestra de 42 sujetos con DM1 que fueron comparados con un grupo control de sujetos sanos  [11]. En aquella ocasión, los dominios más afectados resultaron ser también los de memoria de trabajo y habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales, así como la atención alternante. Lo habitual parece ser encontrar puntuaciones por debajo de lo esperado en pruebas que miden memoria de trabajo, si bien la comparativa con otros estudios no longitudinales muestra resultados dispares [5,12,22]. De este modo, unos autores no hallan puntuaciones inferiores en pacientes con DM1 al compararlos con controles en habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales [23], en tanto que otros sí encuentran afectación tanto en pacientes con DM1 como con DM2 [24]. Asimismo, el grado de afectación en atención alternante, medido mediante el Trail Making Test-B, parece depender en parte del grupo de estudio y de la comparativa empleada [25-27]. Por tanto, ya sea con grupo control sano como en referencia a los datos normativos disponibles, diversos trabajos destacan afectación en más de dos funciones cognitivas, y las habilidades visuoconstructivas y la memoria de trabajo verbal o visual son las más afectadas [6].

En lo que respecta a la evolución neurocognitiva de los pacientes con enfermedad de Steinert, sigue siendo un tema de debate en la actualidad, con dos hipótesis principales sobre la naturaleza de la afectación cerebral. Una hipótesis es que se trata de una condición neurodegenerativa que empeora con los años de evolución del trastorno. La otra, en cambio, la considera una anomalía del desarrollo, a mo­do de encefalopatía estática. Además, los hallazgos en imagen (atrofia y lesiones en la sustancia blanca) se asocian con la edad en la población general, lo que hace que los estudios longitudinales puedan verse ‘contaminados’ por esta variable demográfica. La comparativa longitudinal de las dos evaluaciones de nuestro estudio puso de manifiesto una bajada del rendimiento en la práctica totalidad de las pruebas administradas, si bien sólo se encontraron diferencias estadísticamente significativas en letras y números y en el test de retención visual de Benton, pruebas empleadas en la medida de los dominios de memoria de trabajo y habilidades visuoconstructivas, respectivamente.

A la hora de comparar estos resultados con los de otros autores, es necesario tener en cuenta algunos aspectos. Por un lado, y aunque los dominios cognitivos puedan coincidir, las medidas empleadas son diversas. Por otro, el intervalo entre evaluaciones es variable, y oscila entre los cuatro años de algunos estudios y los 12 de otros [12-14,28,29]. Considerando estos hechos, que limitan la comparativa entre resultados, varios autores destacan la afectación en la memoria de trabajo verbal y en las habilidades visuoconstructivas y visuoespaciales como características en la evolución del trastorno, tanto a cinco como a 11 años [12,14]. De modo opuesto, Gallais et al [13] no notaron un declive significativo nueve años después, como tampoco Modoni et al a los cuatro años, Sansone et al a los ocho ni Tuikka et al a los doce [28-30]. Estos últimos autores realizaron uno de los primeros estudios longitudinales con una muestra similar a la nuestra y con un protocolo de evaluación también comparable. Respecto a la memoria de trabajo, Winblad et al [12] sí encontraron un empeoramiento significativo en la prueba de localización espacial cinco años después, mientras que ni Gallais et al, ni Labayru et al ni Modoni et al describieron una afectación de la memoria de trabajo en el seguimiento [3,13,14]. En cuanto al resto de dominios, los autores destacaron puntuaciones significativamente inferiores en velocidad de procesamiento [13], memoria visual a largo plazo [12,28] y otras medidas ejecutivas, como fluencia verbal o control inhibitorio [13,14]. Contrariamente, ni la memoria verbal a largo plazo ni las funciones ejecutivas en términos comportamentales (puntuaciones de la versión española del cuestionario disejecutivo) resultaron afectadas en el seguimiento. Además, en referencia de nuevo al tiempo entre evaluaciones, solamente Modoni et al y Winblad et al, con cuatro y cinco años de seguimiento respectivamente, incluyen un intervalo de tiempo similar al de nuestro estudio [12,28].

Sí parece desprenderse de los estudios longitudinales la evidencia de que, a mayor tiempo de enfermedad (ya sea por diagnóstico temprano o por un mayor intervalo entre evaluaciones), mayor deterioro esperado en varios de estos dominios [12-14]. Este hecho iría en favor de la hipótesis de la DM1 de inicio adulto como un trastorno progresivo desde el punto de vista neurocognitivo. De este modo, resulta significativo que en solo cuatro años puedan detectarse cambios sutiles, pero consistentemente inferiores, en el rendimiento cognitivo de nuestra muestra de pacientes. Es posible que un seguimiento más continuado en el tiempo pudiera arrojar resultados más contundentes en la comparativa longitudinal, en línea con los obtenidos en los estudios citados. Consideramos pertinente detenernos, además, en los resultados de la evaluación comportamental mediante la versión española del cuestionario disejecutivo. Si bien no se detectan cambios a los cuatro años en la valoración que de los pacientes hacen los familiares, las puntuaciones sí indican un funcio­namiento ‘moderadamente disejecutivo’ con medias (tanto en 2014 como en 2018) superiores a las que recogen los principales estudios psicométricos en población no clínica [17,31]. Aunque los datos no apoyan la instauración de un síndrome conductual grave basándose en los puntos de corte, el perfil de deterioro radiológico y funcional que sugieren algunos estudios es similar al de la demencia frontotemporal y justificaría, por sí solo, un seguimiento más continuado en el tiempo de esta variable [11,28].

Los resultados de este trabajo deben interpretarse con cautela. Además de la limitación referida al escaso tiempo entre evaluaciones (cuatro años es un período relativamente corto para observar cambios en determinadas condiciones neurodegenerativas de curso lento), la muestra de pacientes es reducida y no incluye una comparativa con un grupo control. Tampoco se ha analizado el efecto que variables co­mo la edad, el nivel de afectación muscular o el estado anímico podrían tener en los resultados de las pruebas, por lo que variables como la debilidad, la miotonía, la fatiga o la depresión podrían estar actuando como factores de confusión [8].

 

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Neuropsychological profile in patients with myotonic dystrophy type 1: a four-year follow-up study

Introduction. Myotonic dystrophy type 1 (MD1), or Steinert’s disease, is a multisystemic disorder of autosomal dominant inheritance, whose adult variant usually presents with multidomain cognitive impairment and affects patients’ functionality and quality of life.

Aim. To study the four-year history of cognitive functioning in a sample of patients with the adult variant of MD1.

Patients and methods. The neurocognitive functions of a sample of 31 patients with MD1 are evaluated, of whom 24 repeat the test administered four years ago in the Neurology Service of the Complejo Hospitalario of Navarra. Data are collected from the cognitive domains that are most related to the deficits that usually present in MD1.

Results. The follow-up evaluation found that the visuospatial and visuoconstructive functions and alternating attention of the patients who underwent the study were affected, as was their daily functioning reported by the family. These results are in line with those obtained four years earlier, with no significant deterioration observed between the two measurements. A higher incidence of cognitive impairment was also displayed in 2018, with some cases of progression to dementia in Steinert’s disease.

Conclusion. Neurocognitive progression in MD1 seems to respond to a progressive pattern of degeneration, linked to the functions that are most affected from the beginning of the sequelae phase and which usually correspond to the domains of working memory, alternating attention, and visuospatial and visuoconstructive abilities.

Key words. Cognitive impairment. Dysexecutive syndrome. Myotonic dystrophy. Neurodegenerative pattern. Neuropsychological progress.

 

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