Introducción
La hipoacusia en la infancia limita los estímulos auditivos y afecta negativamente al desarrollo del lenguaje [1]. El Joint Committee on Infant Hearing recomienda realizar una evaluación audiológica integral a partir de los 3 meses de edad con el fin de llevar a cabo intervenciones apropiadas antes de los 6 meses, de ser necesarias. Existe la recomendación de evaluar alrededor del 95% de los recién nacidos realizando un cribado al primer mes de vida; lo adecuado es obtener un cribado en el 90% de los pacientes antes de los 3 meses [2].
La hemorragia intraventricular (HIV) forma parte del grupo de complicaciones que se presentan en el recién nacido y tiene su origen en la matriz germinal subependimaria, área que obtiene su irrigación por parte de una red de vasos pobremente diferenciados, frágiles y sin membrana basal que son vulnerables a las variaciones de la presión arterial en la hemodinamia cerebral [3]. Se caracteriza por ser un padecimiento multifactorial [4]. Una de las causas es la fragilidad de la vasculatura en la matriz germinal y las fluctuaciones en el flujo sanguíneo cerebral [5]. El cuadro clínico se presenta en las primeras 72 horas de vida en el 90% de los pacientes afectados; el 50% de ellos lo hará en las primeras 24 horas de vida [6].
Por lo tanto, existe la posibiliad de que la HIV genere alteraciones en la audición; la hipoacusia en la infancia temprana se asocia con un alto riesgo de discapacidad. El pronóstico a largo plazo dependerá del grado de hemorragia, así como de la intervenciones realizadas en el paciente [6-8].
Actualmente, el cribado auditivo temprano es la única alternativa real y efectiva en la detección de la hipoacusia, la misma que desempeña un papel determinante en la vida de los pacientes [9].
La evaluación en recién nacidos con HIV con alto riesgo de desarrollar hipoacusia puede realizarse a través de emisiones otoacústicas, que se pueden realizar a partir de las 36 horas de vida. El estudio consiste en colocar una sonda que sella el conducto auditivo externo, y se envían estímulos a la cóclea para emitir respuestas; si la audición es normal, la cóclea genera las respuestas, y, si existe lesión, hay ausencia de éstas [10].
Por otro lado, los potenciales evocados auditivos del tallo cerebral (PEATC) tienen la ventaja de ser el método más extendido para la detección objetiva de alteraciones de la vía auditiva, siempre y cuando sea factible realizarlos, debido a que el paciente debe estar en sueño fisiológico durante la prueba; a través de este estudio se valora la actividad bioeléctrica que se genera en diferentes niveles de la vía auditiva. El umbral auditivo determina la normalidad o el grado de disminución auditiva, así como el nivel afectado de la vía auditiva (Fig. 1) [11].
Figura 1. Registro de un potencial evocado auditivo del tallo cerebral normal. Los picos descendentes después de las ondas I y V están etiquetados IN y VN, pero también se pueden etiquetar como Ia y Va, respectivamente. Un artefacto de estímulo eléctrico aparece al comienzo del trazado [10].
Las posibles alteraciones que podemos encontrar en los PEATC en pacientes con hipoacusia son: prolongación de latencias absolutas y de los intervalos, disminución de amplitud en los componentes obtenidos en los PEATC, alteración de la morfología, así como umbral auditivo ≥ 20 dB (Fig. 2). Se considera umbral auditivo la intensidad mínima en decibelios que se requiere para generar la onda V en los PEATC [12].
Figura 2. Se muestra un potencial evocado auditivo de tallo cerebral normal en el que se identifica la forma de medir las latencias absolutas, los intervalos y las amplitudes de la respuesta bioeléctrica.
Por lo tanto, realizar PEATC oportunamente en pacientes menores de 2 años con antecedente de HIV para obtener un diagnóstico temprano ayudará a identificar a los pacientes que puedan recibir tratamiento de forma prioritaria con el fin de evitar posibles secuelas, como trastorno de lenguaje, retraso del neurodesarrollo, bajo rendimiento escolar y social, aislamiento del entorno social, depresión, disminución de la autoestima, frustración y ansiedad, entre otros [13]. El rango de edad para nuestro estudio fue un criterio de inclusión, debido a que, como se ha descrito en la bibliografía científica, el lenguaje oral finaliza su consolidación a los 6 años, lo que nos permite tener un rango para diagnosticar y tomar las medidas necesarias oportunamente, con la finalidad de reducir significativamente la discapacidad secundaria a la hipoacusia.
Saia et al, en 2018, en Brasil, valoraron la vía auditiva en 44 pacientes menores de 3 meses, de los cuales sólo 18 presentaban antecedente de HIV. En los pacientes con antecedente de HIV describieron la prolongación en las latencias de las ondas I, III y V, así como de los intervalos de conducción bilateralmente [7].
Existen pocos estudios en la bibliografía científica que describan las características neurofisiológicas en pacientes menores de 2 años con antecedente de HIV semejantes a las descritas en este estudio; por este motivo, y dada la elevada incidencia de hipoacusia en la infancia temprana, hemos decidido abordar este tema con el fin de realizar las intervenciones requeridas a tiempo, para evitar secuelas discapacitantes a mediano y largo plazo; con los resultados de esta investigación se pretende también describir las alteraciones neurofisiológicas en los PEATC encontradas en la población previamente descrita.
Pacientes y métodos
Se describe un estudio observacional retrospectivo realizado en pacientes menores de 2 años con antedecente de HIV enviados a nuestro hospital para la realización de PEATC entre enero de 2018 y enero de 2021.
La presente investigación fue autorizada por el comité de investigación y ética del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, IMSS, con el número R-2021-3603-065.
Se seleccionó a pacientes menores de 2 años con antecedente de HIV enviados desde el Hospital de Gineco-Obstetricia n.º 4, Luis Castelazo Ayala, Ciudad de México, hospital de segundo nivel de atención, en quienes el estudio se realizó de manera ambulatoria, así como a pacientes del hospital dentro de los períodos de hospitalización.
Se realizó un análisis ordenado para la interpretación de los PEATC en el que se valoró la presencia o la ausencia de la respuesta bioeléctrica, la morfología, la amplitud, las latencias absolutas, los intervalos de conducción y el umbral auditivo.
Se considera hipoacusia la disminución de la capacidad de la audición, cuyo umbral auditivo es ≥20 dB, determinando así el grado de hipoacusia, que puede ser uni- o bilateral.
Se empleó una estadística descriptiva con el cálculo de porcentajes y frecuencias, y, en el caso de las variables de distribución normal, se determinaron las medidas de tendencia central. Se utilizó el programa estadístico SPSS versión 21.
No se calculó el tamaño de la muestra; se realizó un muestreo no probabilístico de casos consecutivos y se incluyó a pacientes que cumplían los criterios de selección.
Criterios de selección
Se incluyó a todos los pacientes que reunieron las siguientes características:
- Menores de 2 años con antecedente de HIV.
- Que contaran con un estudio de PEATC completo que se hubiera realizado en el servicio de neurofisiología de nuestro hospital.
Se excluyó a los siguientes pacientes:
- Los que tuvieran un diagnóstico confirmado o probable de un síndrome genético asociado con hipoacusia.
- Los hemodinámicamente inestables durante el momento del estudio.
Los criterios de eliminación fueron los siguientes:
- Pacientes con información incompleta y que fuera relevante para nuestra base de datos.
- Pacientes en los que se identificó información falsa o incorrecta.
Resultados
Durante el período de estudio, 122 pacientes cumplieron los criterios de inclusión descritos previamente. Predominó el género femenino, como se muestra en la figura 3.
Figura 3. Muestra la distribución por género, en la que el 49% de la población fueron hombres, y el 51%, mujeres.
La distribución por rango de edades se describe en la figura 4.
Figura 4. La población del estudio fueron pacientes menores de 2 años, con predominio el rango de 0 a 3 meses.
Todos los pacientes registrados presentaron el antecedente de HIV en diferente grado, como se detalla en la figura 5.
Figura 5. Describe la frecuencia de presentación por grado de hemorragia intraventricular.
Cada paciente cuenta con dos vías auditivas cuyo daño puede ser independiente entre sí; por eso, se consideró cada vía auditiva como una unidad funcional y se obtuvieron 244 registros.
De las 244 vías auditivas evaluadas, se obtuvo respuesta bioeléctrica en 243 (99,6%), a excepción de un paciente, que no presentó respuesta en una vía auditiva.
En las tablas I y II se detallan los hallazgos encontrados en cuanto a morfología y amplitud de los 243 registros.
Tabla I. Morfología del potencial.
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Grado I (%)
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Grado II (%)
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Grado III (%)
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Grado IV (%)
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Morfología normal
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113 (46,5)
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99 (40,7)
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10 (4,2)
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6 (2,4)
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Morfología alterada
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11 (4,6)
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2 (0,8)
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2 (0,8)
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0
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Tabla II. Amplitud del potencial.
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Normal (%)
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Disminuida (%)
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Grado I
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121 (49,7)
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3 (1,3)
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Grado II
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99 (40,7)
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2 (0,8)
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Grado III
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11 (4,6)
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1 (0,4)
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Grado IV
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6 (2,5)
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0
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Las latencias para las ondas I y III fueron normales en el 98% de los casos y se encontraron prolongadas en el 2%; para la onda V se encontró latencia normal en el 96,4% de los registros y prolongada en el 3,6% de las vías auditivas evaluadas.
Las latencias intervalo fueron normales en el 98,4% y se encontraron prolongadas en el 1,6% de los casos.
Al evaluar el umbral auditivo se observó que fue normal en el 64,8% de las vías auditivas, y el 35,2% de los casos presentó hipoacusia. Además, pudimos identificar que el 44,3% de los pacientes presentó tres o más comorbilidades, mientras que en el 31,9% se encontraron dos comorbilidades y sólo el 23,8% se asoció a una comorbilidad.
Dentro de las comorbilidades presentes en la población estudiada, se notificó su frecuencia, como se muestra en la tabla III.
Tabla III. Frecuencia de presentación de comorbilidades asociadas en la población evaluada (%).
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Prematuridad
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69,9
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Retinopatía del prematuro
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37
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Leucomalacia periventricular
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19,7
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Sepsis
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15,2
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Hiperbilirrubinemia multifactorial
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13,1
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Broncodisplasia
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13
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Asfixia perinatal
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11,4
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Discusión
La HIV puede generar importantes secuelas neurológicas, como parálisis cerebral infantil, retraso del neurodesarrollo, y alteraciones auditivas y visuales. Se encuentra directamente relacionada con prematuridad, lo cual queda demostrado en este estudio, y llega a ser la comorbilidad más prevalente.
Respecto a las alteraciones auditivas, observamos una prevalencia de hipoacusia en el 35,2% de las vías evaluadas, lo que contrasta con la estadística notificada en otros estudios de pacientes con antecedente de HIV, que es de un 7,4% [7], y que es mucho mayor en pacientes con antecedente único de prematuridad, en los cuales se describe hasta un 11% de prevalencia de alteraciones auditivas [14].
Nuestros pacientes presentaron el antecedente de una o más comorbilidades asociadas; esto explicaría la mayor prevalencia de alteraciones auditivas en nuestra población de estudio.
Las principales alteraciones que encontramos fueron: la amplitud de los potenciales se vio afectada en el 2,5% de la población, lo que es un hallazgo descrito con una frecuencia similar en pacientes que presentan sólo el antecedente de prematuridad [15]; la prolongación de latencias absolutas de la onda V se notificó en un 3,6% de las vías auditivas evaluadas; y la alteración de la morfología de los PEATC se presentó en un 6,2% de las vías evaluadas. Estos resultados se apoyan y contrastan con lo comunicado en un estudio realizado en Brasil [7], en el que se describe la prolongación de latencias absolutas para las ondas I y III como principal alteración en los pacientes con HIV. Haciendo referencia al estudio comentado previamente, enfatizamos que la población de estudio fue cuatro veces menor que la evaluada por nosotros.
Conclusiones
Las características de los PEATC en pacientes con antecedente de HIV se valoraron independientemente del grado de hemorragia.
Los hallazgos descritos en este estudio, en el que se evaluaron la presencia o la ausencia de la respuesta bioeléctrica, la morfología, la amplitud, las latencias absolutas para las ondas I, III y V, los intervalos de conducción I-III, III-V y I-V, y el umbral auditivo en pacientes con antecedente de HIV, no mostraron diferencias significativas con diferente grado de hemorragia, lo que indica que no tiene efecto deletéreo sobre la parte neurológica de la vía auditiva.
Los resultados de este estudio nos muestran que, de acuerdo con el umbral auditivo, el 35% de los pacientes estudiados tuvo hipoacusia, lo cual es alto cuando se compara con la frecuencia notificada en diferentes estudios de hipoacusia en pacientes sin antecedente de HIV (~1%) (p < 0,001) [13].
Bibliografía
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Findings in brainstem auditory evoked potentials in patients under 2 years of age with a history of intraventricular haemorrhage
Introduction. There are few studies that describe the results of auditory pathway assessment in patients with a history of intraventricular haemorrhage (IVH) during the early years of life. Hypoacusis can occur from the earliest stages of IVH. Brainstem auditory evoked potentials (BAEPs) are a useful tool for diagnosing auditory pathway disorders in early childhood. The aim of the present study was to describe the BAEPs findings in patients under 2 years of age with a history of IVH.
Patients and methods. We conducted a retrospective observational study in patients under 2 years of age with a history of IVH referred to our hospital for BAEPs over a period of three years. Patients with genetic syndromes associated with hypoacusis were excluded. BAEPs were used to evaluate the presence or absence of any bioelectrical response and latencies of waves I, III and V, as well as of the intervals I-III, III-V and I-V, and also their morphology, amplitude, synchrony and reproducibility. A descriptive analysis was carried out with the calculation of frequencies and percentages.
Results. A total of 122 patients were included. Fifty-one per cent of them had a history of Grade I IVH; 42%, Grade II; and 7%, Grades III or IV. A bioelectrical response was obtained in 243 auditory pathways (99.6%). The morphology was found to be altered in 6.2% of the auditory pathways, while amplitudes were decreased in 2.5% of those tested. Latencies for waves I and III were found to be prolonged in 2% and for wave V in 3.6% of patients. The hearing threshold was normal in 64.8%, and 35.2% of cases presented hypoacusis.
Conclusions. The prevalence of hypoacusis was high in the sample analysed. Systematic follow-up using BAEPs is recommended in order to detect and treat problems in the auditory pathway in patients with IVH in a timely manner.
Key words. Auditory evoked potentials. Auditory pathway. Childhood. Haemorrhage. Hypoacusis. Intraventricular haemorrhage.
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